Que sí…que sí…que vengo con una sonrisa es que no lo ves.
No, imposible los prejuicios elaboran cierta barrera de cristal donde se distorsiona
toda la imagen de nuestro pueblo. Aquí estoy entre las mareas violentas cuya
esperanza son fronteras edificada por nosotros, por ustedes. Todos iguales,
humanos, con el corazón latente en las cumbres de ser. No sé porque me
ahuyentas, dame la mano. Mira mi mano la sangre corre por sus venas. La sangre
corre tras el dolor. El dolor de un pueblo marchito a vera de ustedes.
Saqueáis, ruptura de nuestros cimientos para el crecer del bienestar. Ahora
como esclavos de vuestra esfera somos rechazados, somos seres sin derechos. Que
venga el sol. Sí ese sol que nos brindara las manos unidas. Pero no está lejano
para vosotros, está lejano para nosotros. Pienso que nos teméis. No sé porqué,
esqueletos que recorren los océanos, esqueletos ahogados en esos lindes
donde condiciona la fragmentación de los
humanos. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindara con la paz, con la
fraternidad…pero cuando, me pregunto. Seguimos igual, nosotros de un mundo menor
para ustedes nos tenéis miedo. Un miedo que se expansiona en cada reacción cuando
nos ven pasar. Que venga el sol. Sí ese sol que nos brindará con los fuegos de
la unión entre hermanos de esta misma tierra. No, no me creéis. Pero es cierto.
No. No vengas. La tempestad rueda por nuestras mentes
confusas. Sois hijos del hambre, de la guerra, de la miseria. No, no culpes a
todos. Sé que nuestra es la culpa. Sí, la culpa. Me declaro culpable, nos
declaramos culpable. Pero, qué hacer. El pánico invade cada huella dejada la
viento por vuestros pasos. No. No vengas. Quédate ahí, en tu tierra ¡Ay el
sufrimiento¡ Crece a medida que pasan las estaciones. Aquí no os quieren. Ya se…ya
sé que hemos exterminado cada uno de vuestros recursos en búsqueda de nuestro
ascensión a la riqueza. Ya se…ya sé que hemos acabado con vuestras vidas ¡Ay tu
corazón¡ Como late.
Que sí…que sí, que vengo. Cueste lo que cueste, emigración
de esencias que evocan la vida, la vida…no lo comprendes. No queremos molestar,
no seremos esa astilla que vuestro rincón que tanto huís. Dame la mano amigo,
amiga. Una mano que corone con caballos voladores en el sentido de la paz. Sí,
la paz ¿Por qué tanta mierda? No lo comprendo. Que venga el sol. Sí ese sol que
nos brindará en unas sensaciones más homogéneas, más iguales.
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