...Nocturno no te
siento respirar en mi alma. Ando al ritmo de los arroyuelos hilando el
silencio. Quedo abandonado en una duna infecunda donde tus ojos no son vergel
de esta monotonía¿ Donde andas María? Surge entre mi un viento hostil ante tu
oscuridad. Posa ante mí mariposa encantada. Aquí te espero. Recuérdame, por favor.
Que los dioses del universo te lleve mi mensaje, escribía Pablo en el paso de
los meses. Meses y estaciones donde el niño crecía vigoroso o eso creía. La
enfermedad se aproximo en aquel bosque. Ansioso buscó la vieja del bosque,
dónde andaría. No debe de estar lejos, se dijo. Con el niño entre sus brazos
avanzaba y avanzaba de manera apresura al encuentro de alguna cabaña
semiescondia donde ella vivía.
-Pero que haces
Pablo ¿por qué me buscas? Los lobos, las ardillas, el mecer de las ramas me
avisan.
-¿Qué escucho?
- A mí a la
vieja del bosque. Ante ti mi techo. Entra, anda.
- Tú que tanto
sabes. Que tiene mi niño.
- Nada Pablo.
Que la magia de la luna llena con esta savia de los altos árboles que aquí
habita lo sanen. Déjamelo y vete. Mañana cuando vuelvas lo verás vivir de
nuevo.
Pablo se marcha confiado. Sufre, sufre por la
enfermedad del pequeño. Regresa a su guarida con los pasos perdidos,
suplicando, suplicando la curación de este.
Luna blanca que me visitas
Anima a las
ánimas de esta tierra
Expirar el dolor
de este pequeño.
Venga, venga
Que venga la
lluvia de verano
Mientras tú ahí
arriba
Censuras la
enfermedad.
Ungüentos, luna llena, espíritus andantes
alumbraron la cabaña y el pequeño renació. Abrió sus ojos lentamente y con una
sonrisa la vida en el amanecer llamo a su padre. Pablo invocado por los rumores
del bosque fue hasta allí. Lo encontró jugando con la anciana mujer y muy
feliz. Salgamos fuera Pablo y pequeño, contemplemos este reino natural
maravillosa que nos da vida. Dancemos cuando venga la noche en las hogueras de
la esperanza para agradecer a las ánimas por el auge de este ser. Ya te observo
Pablo como me miras ¿Te preguntas como he llegado aquí, por qué estoy en este
lugar? En mi ayer fui monja, me metieron cuando era una cría en un convento
lejos de aquí. Al principio todo era primoroso: cosechábamos, recolectábamos,
hacíamos dulce y rezábamos. Pero llegó la hambruna y nos quedamos sin
protección. Una noche incendiaron el convento y tuvimos que huir. Pero huir a
donde. Descontroladas cada una se fue por su lado. Yo me refugié en este denso
bosque, bajo sus sombras. Y aquí he vivido desde mi juventud. Ahora, vete Pablo
con tu hijo. Con este hijo de las lunas azules. No me cuentes tu historia que
ya la sé como también sé quién es la madre. Cuídalo...
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