En la vieja esfera
Donde astros
Son las llamaradas
De tu rostro.
Suave, con el movimiento lento
De una luna creciente
Que allá en lo alto
Impera con su quejido
Bajo las sombras de la noche.
Un piano quebrado,
Una lágrima sinuosa en la brisa
Y la pesadez de los cuerpos
Aunados por el sudor de la tarde.
Suave, resquicios de una oscuridad
Columpiándose en las brumas del deseo,
De un horizonte allende
Donde suenan los cascabeles de unos ojos
Mirando a ras de mis sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario