Cansada. Sí, estar cansada bajo la insolencia de tu mirada.
Con el coqueteo de agujas ardientes en tus manos. Es que no ves. Hoy visto de
rojo. Sí, de ese carmín intenso que se escapa por mi barbilla cuando tu, con tu
puño de navajas, atraviesa mis carnes. Cansada, de volar bajo la influencia de
una luna desconocida solo lo que tú digas. Sí, tú, amo y señor del miedo. Cansadas,
decrecimiento de la persona, de su esencia. Y por fin la muerte. Mírame. Estoy
muerta. Mi rostro ensangrentado sin ojos, mis manos impotentes. Ahora si….ahora
me dejas ir. Gracias por esta vida mierda. Elevaré anclas y navegaré por el
inmenso océano hasta no que no quede nada de mí, hasta que no haya rastros de
ti. Adiós…y me embarco…ahí está ese velero que me llevará lejos, muy lejos ¡Que
serena está la mar¡ Ahora yazco aquí en esta barca moribunda, sedienta, rota,
sumergida en un mundo de algas y caracolas. Aquí, con mi vestido rojo, cansada.
Que es lo que se ve en el horizonte…una especie de isla. Delfines y ballenas me
acompañan me llevan….me llevan hasta allí. Hola mujer caída de las rompientes
noches del pánico, aquí estás, en este islote de cristal donde nada más podrá
dañarte. Vienes de un mundo raro, de una tierra donde los hombres son arma
letales cuando su crecer y crecer es aberrante. Ahora estás aquí, con nosotras.
Podrás reponerte y trepar donde los sueños azules, verdes den armonía a tu
vida. Mira, mira tras el cristal. Allá, a lo lejos, las secuelas de la maldad,
de la violencia. Si lo tocas sentirás el temblor, el temblor de un ser
autodestructivo, destructivo…un infeliz. Pero olvidémonos ahora de eso. Deja su
rostro en el tras esa barrera. Aquí no puede llegar ¿Quiénes sois? ¿Por qué estoy aquí? Debería
estar bajo tierra, si bajo tierra con mi traje rojo, con mi rostro
ensangrentado. No, no mujer. Luce tu lado más bello y arrímate a esta hoguera
que te dará calor. Un calor que te devolverá a la vida, a la vida…Esa otra vida
que te pertenece, en que tu eres vertical y dominio de tus sentidos, de tu ser
¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos en honor de las que se han ido. Nosotras.
Sí, nosotras. Cantemos y bailemos por aquellas que aún quedan. Ellas. Sí,
ellas. Que la valentía se asome y huyan…huyan donde la maza de la muerte, del
dolor no pueda alcanzarlas ¡Arriba mujer¡ Cantemos y bailemos por aquellas que
están por llegar, ni una más.
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