Faros que redoblan lo incierto
Bajo la densa niebla del temor.
Náufragos abúlicos conducidos
Por el último aliento
Bajo la inclemencia de los astros.
Mareas revueltas que nos seducen
A emigrar a otros lugares
Donde tal vez el sol sea brío
De las almas,
De la verticalidad de nuestros pasos.
No, no…
Ahogados en las profundidades magmáticas
Del deseo.
Violentas olas nos da rostros sin ojos
Que cubren este océano.
Una mano sobresale
Entre las mareas del infierno
Con un adiós al eco sonoro de la vida.
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