Arrebatada, mareas
buscan la desnudez de los sentidos. Tu aquí. Yo frente a ti. Gaviotas brotan de
la arena en su descanso. Y no se. El vuelo de las almas unificados a los
rostros sin ojos de los ahogados. Un llanto. Una melancolía. Somos espejos de nuestras
tristezas, del galopar a través de las algas, de las estrellas marinas al
encuentro de una lágrima del ayer. Ya no están aquellos que abogarán por el yetarse
sobre tierras firmes. Pasadizos los encadenadas en un mundo abisal. Tú aquí. Yo
aquí. Nos miramos y nuestros vientres se retuercen, se emancipan de un grito
que queda en el vacío, en el vacío de esos seres.
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