Y eres blanca. Que te digo que
sí. Con una atmósfera bonancible a ras de tus
pupilas que desaparecen cuando la noche llega. Bajo un puente te escondes ante las maléficas
fuerzas que te tiran, que te arrastran, que te rajan cuando con tu verdad
intentas subir a una cumbre escurridiza. Te entregas al aire que te merodea y
alzas el vuelo entre los montes donde la sombría balada de la brisa hace crujir
el malestar de sus savias. Talas que descalabran lo que respiras, el dolor te
llena, el dolor te persigue, el dolor se te asienta sobre tus espaldas. Y eres
blanca. Como qué no…Mírate, observa frente a un espejo y veras a esa persona que te recorre. Ya sé que te doy lata con mi palabra, no puedo
evitarlo. Solo verte me sumerjo en mundos extraños donde la ensoñación aterriza
en mí evocando el hechizo de los riachuelos que vagan por tu cuerpo. Ahí bebo. Me lo permites…Gracias…Y mi vida da
un saludo a esta noche que viene con toda su bondad, con toda su tersa mirada
de astros que reman y reman hacia el amor. Y eres blanca, y eres vuelo entre el follaje
majestuoso de unas calles solitarias cuyas farolas no iluminan todavía. Ven aquí, te digo. Besa
este cuello que te espera…
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