Miradas lamidas
En la vertiente de una persiana
Que abre, que cierra.
A rastras con sus hombros desnudos
Decayendo en los acantilados
Donde pardelas emocionan con su grito.
Te sujetas a los alambres espinosos
Que desembuchan tus miedos, tus temores
Y el vuelo alto se pronuncia
A través de roques difuminados
Con el lápiz de tus labios.
Intentas huir y huir
Gangrenando cada paso incierto de tu inocencia
Y te vez alta, bella en la cima de una columna
Desembocante en cráteres espumosos
Del que respiras el amor a la vida.
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