Tierra adentro. Ya está a la
vista ese paraíso donde las aves de colores posan en tranquilidad. Vamos amiga.
Anímate, dame la mano. Vagaremos en su atmósfera como hijas de la brisa que
ahora viene y va. Viene y va. Estamos cerca. Ninguna muralla será capaz de
detenernos en fosas donde canta la pena, los llantos agónicos de las almas. Ya
estamos. Solo un paso más. Mira la bóveda celeste hoy nos brinda con ligeras
nubes rostros de los que se han ido. Pero aún así siéntete dichosa. Estamos
cerca, muy cerca. Tocaremos los pétalos de plata de los corazones que con su
brío nos despierten algo de afecto, alguna sonrisa. Escucha, escucha….un violín
suena próximo. Es la música de las raíces que apegadas están a esta tierra de
esperanza. Ramas bailan al son de los espíritus que en concordia son afable
mirada de nuestras manos unidas. A un mismo paso, en un mismo canto. La sequedad
de unos labios no será arma que nos someta. Alégrate. Ya estamos aquí. Horas y
horas serán alumbradas por la bonancible caricia de la hierba salvaje que crece y crece. Y ojalá tu ser este siempre presente ante mí,
ante la belleza de esta esfera ascendiendo por nuestra desnudez.
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