Hubo un tiempo
en que ella se arrugaba como hoja quemada tras los pétalos idos. Como monte
buscaba las filigranas solares y después cuando la noche llegaba se encogía en
un rincón de algún tronco que le diera calor. Encendía una hoguera y danzaba a
su derredor para calentar su corazón. Hubo un tiempo en que ella se creía
enamorada de los besos alados de una sonrisa, de las esquina donde algún que
otro rostro la miraba a modo de saludo. Pero todo se esfumo como la canción que
cansa, que agota. Todo se hacía añicos, se difuminaban en un espacio muy corto
de tiempo. Por ello se alejó, cayó bajo
un pozo donde los sueños son muertos que vienen y van en cada suspiro. Tendría
que olvidar. Olvidar y apilar escalones
para ascender a la esperanza de unos ojos que te miran y se quedan, se quedan.
Hubo un tiempo en que ella era una anciana mano que se posaba sobre cirios para
quemar cada dolor, cada pena, cada perdida. Y tendría que olvidar. Olvidar e ir
tras unos gatos azules que maúllan a la
luna como llanto evadido y buscar en esa luz el recuerdo bello de sus noches de insomnio.
2 comentarios:
Hermosa poesia, Dunia.
Gracias Félix por tus palabras y por leerme. Abrazos, Dunia
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