Quien sabe
Nos estiramos en el amanecer
Al alcance de un ala
Que nos expanda por el aire.
Aquí, en estas ínsulas
Donde la magmática esencia
Parte en busca del beso.
Sí, ese beso
Que pase por las manos desgastadas
De tanto y tanto silencio.
Y habló de ti
Para aquellas cuevas
Donde el olvido no tiene cabida.
Una rosa en el jardín
Imperturbable en el paso del tiempo
Allí aguarda con los sueños del mañana,
Con los rejos del ayer.
Sí, te espero.
Por ello nostálgica cabalgo
Más allá de la memoria.
Un sol que nace,
Me dice de tus manos
Acariciando mis labios.
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