Desde aquí,
desde la distancia comenzamos las singladuras que nos llevará al invisible
manto yerberas. Nos acostaremos, seremos colonizar de un suspiro y danzaremos
con nuestros pies desnudos bajo la masa de astros que son visibles en este
mundo. Tal vez nos besaremos, nos
desnudaremos y nuestros cuerpos como si fuera uno solo vagarán en el ritual del
amor. Izaremos la bandera de los
llantos, de las penas, de la paz, de la justicia y de un hambre erradicada.
Sed. Sí, tendremos sed. Sed de que batallas nefastas se calmen bajo la luz del
arco iris. Y quizás nos abracemos, nos acariciemos cuando todo esto haya
acabado. Ahora, desde aquí bailamos, saltaremos para que los fusiles sean
metamorfosis de plumas de aves, de lavandas que difundan el equilibrio entre la
humanidad y este planeta.
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