Y en silencio descubres ese lugar
insospechado de tu reconditez. Vuelas entre cimas que te entregan vida, ese
aliento provocando el ascenso de tus emociones. Eres vertical. Trepas hasta la luna. Una luna blanca que hará cosquillas a tus sentidos. Sensible.
Tus ganas se envuelven en fogatas de donde mana el equilibrio, el tesón
de seguir adelante. Miedo. No, no hay temor. La fatiga de que se te solape la
sudas y se va. Corre por la desnudez de tu ser en raíces rajadas por tu
aliento. Ruptura. Destrozas todo aquello que te hace pensar en la pena y
sobrevives. Sí, eres vida que se
entremezcla con la belleza de la nada, del silencio.
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