viernes, julio 04, 2014

Sentada...

Sentada, desnuda con el horizonte velando tus ojos, tu rostro. La calma reina,  el sabor de la marea te arranca de los desequilibrios de la jornada. Y esperas, esperas que todo siga igual. Así, con tu mirada puesta a aguas tranquilas en una tarde que viene con sus espumas y rocas. No hables. Para qué, te dices. Solo el acallar golpea tu corazón que se abre a las bellezas de este mundo, de estas ínsulas. 

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