Decayendo, va
el día decayendo a medida que las constelaciones se animan a ser supervivientes
detrás de esta atmósfera. En una roca que mira el océano está sentada ella.
Contemplando el sinuoso danzar de las olillas. Espera. Espera el resurgir de la
luna. Quiere su encuentro, su sabiduría, sus leyendas de siglos y siglos. Habla
en un murmullo que se va haciendo mayúsculo a medida su respiración toma el
aliento del mar.
XX
Aquí estoy.
Sí aquí.
Mirándote.
Hablándote.
Cariciandote
con los sentidos
Que me elevan
hasta ti.
YY:
Aquí estás.
Sí aquí
Mirándome.
Hablándome.
Acariciándome
con tu quejido.
XX:
Sí, mi quejido
Corre desesperado
Por las grutas
de mi cuerpo.
Despiadado se
apodera de mí
Y me hace
revolverme entre serpientes
Que bailan al
viento, al viento.
YY:
No. No más
quejas.
Sube sobre
barricadas
Que hagan de
ti una sonrisa perenne,
Una sonrisa
donde las tempestades no tienen cabida.
Ven, ven.
Arrímate a mí
en esta noche que viene.
Seremos
amantes.
Amantes en la
luz de las estrellas, de mi esencia.
XX:
No. Me quedo
con mi pena.
Una pena que estremece mi
verticalidad
Soy peso del ayer.
Quiero mirarte.
Quiero hablarte.
Pero tú debes callar.
Aguarda el tiempo.
Un tiempo que viene y va
En el girar y girar de las horas.
YY:
Silencio me pides.
No.
Quieres amarme censurando mi voz,
mi luz.
Y me miras.
Y me hablas.
Yo luna no me rindo ante la
tristeza.
XX:
Silban las caracolas,
Lloran las ballenas,
Duermen las algas.
Yo mujer de la nada
Te reclamo respeto.
Solo quiero mirarte, hablarte.
Un desahogo que se evapora
A medida que te deseo.
YY:
Y me miras.
Y me hablas.
Como ola rompiente
Me entrego a ti.
Callaré.
XX:
Quiero gritar.
Sí, gritar alto.
Decir que estoy cansada.
Sí, cansada.
Tengo la sed en mis ojos.
Tengo heladas en mis labios.
Y mis manos, ¡ay mis manos¡
Estriadas de tanta y tanta
soledad.
Te invoco a ti luna.
No me hables.
No me mires.
Solo déjame esta noche
Ser yo.
Sí yo.
Mujer dividida en dos.
¿Quién tirará más fuerte?
El llanto o la sonrisa.
Ambos son la misma cosa.
Y con ellos sobreviviré.
Me miro en ti.
Un reflejo de mi alma
Me envuelve en un gris inmenso.
Sí, grito.
Y continúo.
He de continuar.
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