domingo, junio 08, 2014

Ahora

Ahora que somos envergadura de las cimas que colindan con los astros. Bebemos de ellos. Alzamos nuestros brazos y volamos por el paraje de los sueños que bien temprano anuncian la ida de la madrugada. Aquí estamos. Somos ese rincón de esperanzas que se mueve vigilante a través de las entrañas de este mundo agotado. Anunciamos la luz de la paz con el tintineo de algún océano que sobrevolamos como oasis fértil de vida. Me miras. Te miro. Y cuentas cada estrella que en nuestro viaje interminable se va cruzando ¡Qué belleza¡, dices. Todo se mueve en el sentido de nuestro aliento vertical. Sí, ascendemos como fuente que mana el sabor de la bondad, de la honestidad. Aquí estamos, digo. Sí, aquí en medio de un paraíso donde las aves migratorias están al acecho para tomar su rumbo. Mientras aquí en esta cima. El universo anuncia buenos tiempos, tiempos cambiantes que fecundará las manos en que nos agarramos para continuar por esas estrechas cuerdas que dan al vacío. Te he dicho que te quiero. Creo que sí. Yo no sé lo que tú habrás mencionado. Pero en este instante eterno nos conmueve un beso. Para qué palabras. Sí, amarnos. Amarnos en los lindes de este paisaje de ensueño ¡Qué pintoresco es¡, digo. Y me miras. Y te miro. Y con nuestra miradas somos bocetos de esos colores que un arco iris de una lluvia ida nos trae el sol.  Ahora viene esa calidez que nos hará erupcionar con los vuelos de nuestra imaginación, de nuestra ilusión. Seremos…Seremos gaviotas que descenderán hasta las mareas al encuentro de las ballenas que nos guiarán en el surcar de la jornada. Nos hundiremos. Hallaremos esos ahogados que en la celeridad por el bienestar duermen en las profundidades. Otra vez en la superficie saludaremos aquellos que vagan en la ruta de los sueños. Y cuando anochezca volveremos a esa cima. Sí, esa cima que tanto nos embriaga. 

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