Sensual,
Remota,
Cadenas que engrosan el desliz
De una noche de primavera.
La ida.
El adiós.
Y después cometas bicolor
Alzados al aire,
Al aroma de esos cuerpos
Que emergieron como colinas sagradas.
Nos vamos
Arrugadas tomamos rumbos en otras orillas,
En otras ciudades donde el resonar del viento
Trae nubes grises.
No se van.
Nos recordamos.
Somos hijas de la lluvia,
Hilo cuyo horizonte se despliega en gotas de sudor.
No nos olvidemos
Del nocturno primaveral
En la oscuridad de nuestros ojos,
De nuestras manos sin rostros.
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