Todo surge rápido. El despertar, el amanecer, la caída de la
tarde, los sueños…Danzas con las dunas, te dejas caer en un silencio que solo
ellas conocen. Y llegas a esa orilla, a ese horizonte donde el océano se
entrega a ti, donde tú te entregas a él. Con la misma danza, con el mismo
silencio. Solo murmullo de las olas, del viento. Que vienen a ti. Te hablan. Y
tú danza, en tu silencio los escuchas, les contestas. Todo es rápido. Tanto que
te sabe a poco. Y vienes al otro día al despertar, cuando el amanecer con su
manto malva broncíneo te eleva y esperas la caída de la tarde que te llevará al
paraje de los sueños.
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