domingo, febrero 02, 2014

huellas

Huellas que se pierden tras las colinas rojas del misterio.  Ahí está bien. En esa ascensión que escupe raíces en la sombre verde de la esperanza.  Nos ponemos de pie. Miramos. Y a lo largo de un desfiladero un sol naciente azul nos da el seguir viviendo. Viviendo bajo cascadas que emanan arboledas enrarecidas por la atmósfera que nos rodea. Reposamos.  Nos acostamos en las vertientes donde el logro de ser humano nos devuelve la armonía. Este mundo degradado por las pezuñas incoherentes de las guerras, del hambre, de la injusticia. Pero aquí estamos emergiendo, luchando por un vuelo blanco de aves que nos llevarán a la calma, al equilibrio entre pueblos. No sé cuándo.  Esperamos que generaciones venideras se sujeten a esos puentes colgantes de la paz, de la libertad. Ahora todo es triste. La pena acecha con sus dientes de sangre, con sus alas desplumadas.  Y caemos en un sueño profundo y eterno. No. No más desgracias. No más llanto.  Cubrámonos de agua. Agua que corre por nuestra garganta hasta saciar la sed. No. No me mires hasta que fosas donde corre la hierba fresca me de descanso.

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