martes, diciembre 17, 2013

Astros...

Astros. La sonoridad del universo nos envuelve en cada avance por las vertientes oscuras de su naturaleza. Alzamos la voz. Con un canto que estremece nuestros vientres hasta sentir el cosquilleo de las lágrimas por nuestro rostro. Somos parte de él. De ese cosmos cuyo haz en la noche sin luna emociona los corazones. Levantamos una mano y con nuestra mano abierta recogemos de su jugo, de su solemnidad, de su perfección. Nos integramos en su atmósfera y somos seres que danzamos al son de algún cometa de paso. Cerramos por instante los ojos y respiramos. Inspiramos ese aroma que se expande a través de nuestro cuerpo hasta ser hijos de este minúsculo planeta. El sosiego llega. La calma retorna en nuestros movimientos. Aquí estamos. Aquí estaremos. Paulatinamente la oscuridad es retirada por una cortina de luz. Llega el alba. Y con el los rayos solares nos dirán que camino tomar. Nos emancipamos de las prisas. Nos colgamos del equilibrio y un cierto balanceo nos hace ver lo que nos espera. 

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