La calma del océano
En tu retorno
En la deriva de los días.
Te sientes cansada,
Un cansancio que no te permite
Ser arco iris de una tarde ceniza.
Cierras tus ojos
Y una canción es estampida
Que te reduce al aislamiento
De tus sentidos.
De nuevo esa sensación de dejadez,
De desgana que conmueve tu espíritu
Dejándolo al son del viento, del viento…
Hablas no se con quien
Preguntas a tu café invisible
Que es del mañana.
Pero la nada se digna
Hacerte un juego arriesgado.
Gritas y vuelves a gritar.
Entonces tu ser despierta
En medio de la siesta sudorosa
Con cierto desdén al mañana.
Que te importa.
El ahora es lo que prima,
Ese ahora que te hace volar
Por llanuras invisibles
Donde tu lucidez brota siemprevivas
Que constituyen las ansias de vivir.
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