Pasos. Hambre. Sed. El planeta se
yerta ante viejos árboles que dan señas de esas lejanías donde todo se corroe,
donde todo es mar de melancolía, donde todo es pena, donde todo es
desesperación. Pasos. Abusos. Corrupciones. Nos entregamos a las cadenas insensatas
de la desidia. Pasos. Tumbas anónimas. Más tumbas. Sobre la faz de una mota de
polvo en el universo. Nos creemos grandes. Nos creemos justos. Nos creemos
únicos. Pero existe una fuerza vital que es la igualdad. Somos iguales. Somos
humanos. No hay más. Pasos. La tarde se pierde en el sudor del tremor. Un
temblor que como indicador biológico que nos equivocamos, que erramos. Pasos.
Una bahía. Una orilla. Nuestros pies se remojan en la soledad. Las olillas
hablan. Nos dicen de un mañana donde el eco de palomas blancas reposará sobre
nuestro pecho y del manará la concienciación necesaria para seguir con el ritmo
de la vida. Esta vida que ahora triste e injusta nos dice de la espera.
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