Nubes.
Nubes que se rajan a medida que el día crece
En esa monotonía de las horas.
Sueños que se engarrotan cuando
Nuestros párpados escalan en sentido del viento norte.
Ahí viene, con su frescor, con su fuerza
A elevar este cuerpo que en su peso cae y cae
Por las barranqueras de la melancolía.
Atino a agarrar una rama, una estrella marina
Y con mis aletas de los sentidos
Navego en las profundidades
De un corazón que se marchita, que se apega a la desidia
De ser rumbo de nuevas atmósferas.
A veces me pregunto,
me interrogo
Que son de esas alas de la esperanza.
Pero pasa otra jornada
Donde el gris de los pasos
Me ambienta sobre una barrera
Donde las olas vienen a mí.
Espuma que resbala con su suave tacto.
Caracolas que suenan con el la última palabra.
Tal vez por que te encontrado, quizás por qué no te he
hallado
Y todo erupciona en una duda
Donde el eco de un precipicio me invita, me induce
A una unión de mi rostro de muerte, y mi alma acabada.
Sin más no dejo de danzar en esa orilla donde todo puede
ser.
No hay retorno, solo la dejadez que se mezcla aire
Y un vacío que anuncia el puede ser.
Puede ser que la libertad sea brasas negras,
Puede ser que la esperanza gire entorno a las ráfagas del
ayer.
Nubes.
Si, veo las nubes pasar
Y con ellas me envuelvo en un mundo
Donde el reboso de cenizas me llama
Me insinúan el ocaso del hoy, del ayer.
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