La
noche cerca de la claridad y la erupción trepidante del deseo nos envuelve en
un mundo subterráneo donde las aguas freáticas recorren nuestras venas. El
impacto visual de la oscuridad va creciendo a medida que miramos cada estrella,
cada silencio unido al romper de las olas como alas de mariposa que van
fluyendo al ritmo de nuestro respirar. Respirar. Si cuando las sábanas nos
envuelven a medida que los sueños se alzan como árbol en vertical que descubre
la ida de las aves. Nos recogemos en medio de un pozo desconocido que nos
barrunta misterios difíciles de hallar su significado. Y la noche viene con su
pisada neutra y pura con la danza de un universo que nos es más cercano. Nos
entregamos y nos dejamos ir bajo el
sutil latigazo de su aroma ¡Qué bella es¡ En paz somos senda del regazo de la
oscuridad y con el censurar de nuestra mirada el subconsciente es reino que
representa nuestra aventura del vivir. Viene la noche, la noche viene y entre
rocas lisas dejamos que el manantial fluya con la leve caricia nuestro mañana.
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