Sube y sube por esas cascadas que
revientan al sentir tu cuerpo, tu esencia manoseada por la bestia negra. Sus
huellas se implantan y giras en torno a las flores que algún día te harán
revivir, reencontrarte con tu persona. A lo lejos un cielo rojizo dice del
mañana, de ese mañana que arrancará de tus entrañas la muñeca de cabeza rota
que dejo rastros en ti. Lloras, ya lo se. Te angustias, me lo imagino. Tus
penas son ese escarpado risco que tienes que ascender para ser cumbre del
olvido ¿Cómo olvidar?, te preguntas. Si las cadenas ardientes a tu ser pesan,
pesan….Ya verás que alzarás el vuelo de nuevo. Ya verás que alguna luz te
mirará, te hará mirar y podrás erupcionar como luna nueva, como imagen que una
vez distorsionada vuelve a la normalidad. ¡El dolor¡ ¡El dolor¡ Te hace sangrar
cada recuerdo de su brutal puño. Pero ahora eres libre y no te das cuenta. Qué
lástima siento por ti ¡Girar y girar al son de la memoria¡ Una memoria que te
ciega, que te evada por terrenos oscuros donde ortigas y fango hacen arrastrarte,
revolverte en el ayer ¿Quién te salvará?, te preguntas. Tu misma. Tu misma has
de empezar a danzar con la sepultura de las atrocidades. Tú misma desencadenarás un arco iris que te
lleve por las sendas de rejuvenecidas motivaciones, de emociones que te
impulsará hasta ser tú.
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