Pasos. Manos que emanan pétalos tras una mirada entre
montañas. La libertad de ser naturaleza hechizada por el manar de una sonrisa,
una sonrisa que se ha ido en el transcurso de los meses, de las horas. Somos
eco del hoy, un hoy que va enjaulándose por los imperiosos deseos del declive.
Miras. Sí, miras más allá de la frontera y quieres…quieres pasar. Pero no
puedes ¡No puedes¡ Te abandonan las fuerzas y la quejadumbre de tu alma te
vuelve estática. Maciza columna de acero impenetrable donde el impulso del
viento no la tirará, no la hará cambiar de ese cavilar que como serpiente va
consumiendo cada paso, cada mano alzada a la esperanza. Cabizbaja y con un
firmamento que oscurece miras los primeros astros. Una ambiente agradable te
apresa, es el susurro de los montes. Das medida vuelta y te evades en una danza
descomunal donde graznar de los cuerpos te tiende un puente de cipreses. Adiós,
dices. Adiós a ese mañana que tanto añorabas. Pero te balanceas, te columpias
entre el temor y la verticalidad ¡Tu peso¡ Fúnebre tonada de unos ojos que se
marchitan a medida que observa a sus seres queridos alejarse, huir del
detrimento de una tierra.
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