viernes, febrero 15, 2013

Buenos días....


Buenos días, decía mientras abría sus ventanas al corazón del universo. Buenos días amigos que con sus cantos me hacen un despertar satinado de belleza. Los pajarillos ya bailaban con sus lenguajes, la calima suave era portal donde se emancipaba la pesadez de la jornada anterior para dar bienvenida a una mañana donde las emociones precipitaban el color de la vida. ¡La vida¡, decía ella. Arraigada como raíz que se expansiona en las últimas estrellas y en los primeros lazos del astro rey.

          XX:  Me llamas. No es por nada. Es que escucho la serenidad de tu voz invocando mis sentidos cuando las olas rompen en mi pecho desnudo. 

YY: Si te llamo. Soy yo. El océano de tus deseos. Tu amor. Estoy aquí. Estás aquí. Ahora que la playa se encuentra solitaria, con solo las canciones del oleaje.

XX: Y vienes y vienes. Con tu perfecta sonrisa, con tu empuje afable, con tus sueños que me embarca en la nostalgia.

YY: Ay, la nostalgia. A quien ¿A quien recuerdas?

XX: Navego por la penumbra. Sí, ahora lo siento. Siento el mecer de vendavales sobre mi pecho y ello crea un eco que me hace temblar. Tengo frío. Mucho frío. Es el ayer, pesa sobre mis hombros con sus espadas afiladas. No me ves. No me ves sangrar. Caer ríos de llantos sobre mis senos. Y yo que creí que instante, este amanecer sería placentero, que lo disfrutaría contigo a solas. Pero no. El pasado viene. Y viene. Con sus zancadas de astillas, con su lengua de ortigas que acaricia mi cuello. Me siento caer. Un cierto desfallecimiento estremece mis rodillas y no soy más que esas algas que traes, que llevas.

YY:  No me has dicho aún a quien o lo que es que recuerdas. Solo que el terror se cierne en tu mirada. Habla mujer, escupe todo aquello que te atormenta para que yo sea sumidero de todo tu mal.

XX: Hablar y hablar ¿Para qué? No vale la pena. Me retorcería más y más en las tinieblas de antaño. Todo pasa. Inspiro y espiro y que toda fuerza malevolente que sobrevuela mi mente sea cenizas. Y soplar y soplar. Hasta que mis pulmones esputen todo horror, todo temor.

YY: Soplar y soplar. Venga amigo viento ayuda a esta mujer que nos contempla. Ya tus ojos comienzan a ser cumbre de la tranquilidad, un cierto brillo especial los abarca y este momento que será eterno entre tu y yo te pronunciare como mujer libre de las traiciones negras.
           Negras traiciones.
           Traiciones negras
            Que se deshagan de ti
           Cuando la magia de la luna y el sol
            Se besen más allá
           De las orillas de la eternidad.

XX: Y soplar y soplar. Que venga la risa y los tambores. Que suenen los tambores de la danza de los cuerpos desnudos que vuelven una fetal posición para engendrar una nueva visión de la vida. Vida ¡Vida¡ Aquí estás.
Buenos días, decía mientras se despedía del océano. Cerraba sus ventanas y con un suspiro se deja caer en la bañera donde el agua fría la despertaba, la despertaba…

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