VACÍO
Introducción:
Es una mañana otoñal. Las constelaciones que acoge la
tierra ya han desaparecido. Sara, una mujer de unos cuarenta años, se encuentra
en su casa. Ha despertado respirando las primeras tonadas de las aves,
absorbiendo el recuerdo. ¡El recuerdo¡ El recuerdo la acecha. Pronuncia el
nombre de su amor del ayer. A medida que lo nombra siente un gran peso. Gravita
por las orillas de la añoranza.
Personajes:
Sara:
Amor y persona
Viento:
Consejero
Brian:
Amor y espíritu
Sara:
Amanece y con la tonada del nuevo día se abren las
ventanas de mis singladuras.
¿A dónde iré hoy?
No lo se. Llevo meses y meses sin salir
de estas paredes y es como si algo extraño me carcomiera.
Es cierto. Es tan cierto como que los
hielos bajo el efecto invernadero se derriten.
La soledad me cubre con su densa capa de
nostalgia. Viene a mí como compañera lejana que nunca se olvida que estoy aquí.
Escucho el viento, aletea su infeliz
jornada. Sí, hoy llueve. Lluvia que arrastra la bocanada de la felicidad del
viento. Creo que ahora mismo se escabullirá y renacerá cuando esa agua de la
vida deje de existir. Mientras, lo siento. Siento su suavidad rozar en mi
rostro. Me siento acariciar por su noble carácter.
La
casa está vacía. La ausencia del calor humano se nota en cada uno de sus
rincones. Sus paredes retozan el jadeo de los desiertos. Yo no soy suficiente
para ella. Mis cosas no sirven, no más que objetos inanimados sin el toque
mágico del sol.
Una pintura arrimada de un pasado
fructífero. Un poema sobre la mesilla de ese amor perdido entre sombras.
Ese amor perdido entre sombras... Yo le
quería tanto. Tanto, que nunca pensé que se pudiera ir. Sí, irse. Irse a esas
tierras de nadie o de todos. Cenizas que se tiran al monte, al océano como
deseo del amado. Yo misma. Yo misma
esparcir todas sus cenizas por todos aquellos rincones que él deseaba. Nunca
pensamos en vernos en esta situación.
Pero, es tal el hecho que tenemos que acoplarnos en ella en la vida ¡Oh
, la vida¡ ¡ La vida¡ Tomo aire lentamente y a cámara lenta lo expulso. Aquí me
contagio de él. De ese amor del ayer, del hoy, de siempre ¿Por qué nunca nos
atrevemos a jugar con la muerte si ella es parte de la vida?
Son las siete de la mañana. Ando todavía sin vestirme más no tengo
ganas. Espero que el viento me seduzca. Que me anima.
¡Viento¡
¡Viento¡
¿Dónde andas? Un círculo glacial me
atrapa y me consume. Él se ha ido, se ha eclipsado en mi vida cuando más lo
necesitaba.
Viento:
¡Anda mujer¡ Levanta y da unos pasos por
ti misma. Mira ese espejo que posees frente a ti. Te mirabas tanto en el cuando
estaba él. Ahora, ¿por qué no?
Mírate. Mírate y dime lo que observas. Examínate,
descubre la belleza que se guarda dentro de ti.
Sara:
¡Mirarme al espejo dices¡ Ello implica
girar y girar sobre mi misma. Veo la muerte. Percibo un cierto aroma a
mortandad. Veo mis lágrimas. Percibo un cierto aliento de nostalgia. Apago la
luz, mi reflejo me espanta. No quiero ver este ser solitario, incomunicado con
la realidad. ¡Mi realidad¡
Viento:
Adéntrate. Adéntrate mujer en ese espejo
que posa ante ti. Tu realidad. Tú, ahora, dulce realidad. Todo en esta vida ha
de acabar. Y, cuando termina, comenzar una vida nueva. Deja de mirar la muerte.
Esa muerte que en estas jornadas corre tras de ti. ¡El se ha ido¡ Sus cenizas
es agua que corretea por otros mares, por otras tierras.
Sara:
¡Cállate¡
Apago la luz y así no me veré reflejada.
Cierro ventanas. No quiero escuchar a la
naturaleza. Deseo volver al pasado ¡Si¡ al pasado. Donde las gaviotas a
primeras horas de la mañana nos acompañaban en nuestro paseo. Donde el sonido
de las olas era balada de nuestro amor. Sus cenizas ¡Sus cenizas¡ Voy ahora
mismo por el resto que me queda. Las venero como un Dios. Hombre que me dio
amor, que me ofreció amistad ¡Sí amistad¡ Confiaba en mi, sabes viento.
¡Cállate¡
Apago la luz y así me inspiraré en él.
Cierro ventanas. No quiero que tu poder
de convicción se entremezcle con mis pensamientos ¡Volver al pasado¡ ¡Si¡ ¡Al
ayer¡ Donde emerja una llamarada intensa de su fragancia ¡Ay , su olor¡ Viene
como cuando éramos ritual del sexo. Cuando mi cuerpo se mecía por su sudor.
(Las ventanas se cierran por si solas
dando un chasquido atroz. Las paredes tiemblan y el viento calla)
Brian:
Que pasa amada mía ¿Qué te ocurre? No mires a
la muerte. Déjala tras un muro irrompible. No mires a la muerte mujer. Déjala
en ese espejo que jamás me reflejare para la llamada del recuerdo.
Sara:
Amor mío, ¿eres tú? Acaso has venido. Me
suena tu voz. ¿Me estaré volviendo loca acaso? Que más da. Sin ti no puedo
vivir. Amor mío, ¿eres tú? Acaso has venido o es ese rufián del viento. No. No
lo entiendo. Escúchame. Escucha mi corazón rajado gritar mi bienvenida.
Brian:
Si, soy yo amada mía. He venido como luz
que te da sombra y que despacio se acopla a ti con el vaivén del arco iris. ¿Lo
ves? ¡Lo ves¡
Sara:
Si, si lo veo. Observo un juego de
colores pero a ti no te observo. Quiero tocarte, acariciarte, poseerte.¿Donde
estas? Me arrimo a una orilla donde caracolas insuflan tu nombre y yo no puedo
repetirlo al compás de ellas. ¡Tu nombre¡ ¡Tu nombre¡ Amado mío, quiero verte.
Brian:
No. No puedes verme. Ya definitivamente
me he ido de aquí. Ese es mi destino. Ese es tu destino. Ese son nuestros
destinos. De bien seguro que hallarás otro amor, otro crepúsculo donde el
tintineo de la brisa te hará despertado junto a otro ser. ¡Vive la vida amada
mía¡ La vida es como un sueño. Ahora, tal vez, las pesadillas te acechen en la
cabecera de la cama pero, después con el paso del tiempo, yo no más que seré un
recuerdo. Un recuerdo vago y difuso que te donará alegría. Un recuerdo vago y
difuso que te enseñará a caminar. Un recuerdo vago y difuso de lágrimas que con
el suspiro del alba se ira extinguiendo cuando empiezas a andar.
Sara:
No.¿Como recordarte como algo vago y
difuso? Es imposible. Gravito por el sueño, por las llamas del deseo, necesito
de ti. Un trueno se mece entre mis senos. Un maremoto da vueltas y vueltas
sobre mí. Y, tú, no estas. ¡Tú no estas¡ Lagunas deformes se colapsan ante mí.
Heridas que sangran emanan al no sentir tu calor. ¿A qué has venido entonces?
Mira mis manos, agárralas, dale todo el esplendor de tu piel.
Brian:
He venido para verte a ti. Para saber
como estabas y convencerte de que de mí tienes que ser olvido. Sí, olvidarme
tras una puerta que se cierra y otra se abre para una nueva vida.¡Ay vida mía¡
¡Ay amor mío¡ Tu sed de deseo y amor te esta borrando del surcar de la vida.
Hambre siento, hambre de felicidad en ese lugar que he descansar. Esa felicidad
eres tú. He venido para ver como amas de nuevo. Como rajas esas murallas que
existe en tus ojos y en tu alma y alzas el vuelo en una nueva aventura de
sonreír.
Sara:
Sí, la desesperanza me invade. Aquí, tengo tus
cenizas. Las esparciré por la casa para
llenarme de ti. De ese cariño y ternura con la que me tratabas. Me tratabas…
(Sara cae de rodillas. En sus manos sustenta una
especie de cofre donde guarda las cenizas de su marido. Lo abre)
Viento:
Abre ese cofre mujer. Y verás como el amor volverá a
ti. Y verás como las rosas se abren en el anochecer de nuestro sentido de la
vida. Y verás como el oleaje bramara de nuevo a tus pies.
(Sara se levanta con el cofre en las manos. Lo abre y
en su habitación esparce las cenizas al son del sonido del viento. Las cenizas
como diminutas partículas se unen y forman un cuerpo humano desnudo)
Sara:
Eres tú. Tu cuerpo. Tu mirada.
Brian:
Si, soy yo. Tu amor. Tú esperanza.
Fin
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