El viento
sopla. Déjame en paz, le dice como si cada azotaina la nutriera de cierto
desequilibrio condenándola al silencio. Déjame en paz, le dice. Féretros que
arrojados a las huellas que ella deja la columpia como barco sin rumbo. Gime, a
su espalda el viento, el viento. La empuja con fuerza. Revolotea en toda su
corpulencia hasta casi hacerla caer. No se explica por qué, por qué es tirada;
arrastrada hasta ser bruces de la tierra de lodazales donde el grito efímero la
asusta, la hace temer de que sus fuerzas son cauce de la nada. Contempla la
vida, esa vida que se escurre en la añoranza de ser abrazada por las alas del
amor. Sus emociones son cómplices de sus sentimientos y en la dures de los
pasos por esa senda que ha de seguir es grito.
XX:
Yo aquí. Sola. Aislada de todo mecer de la libertad. Dime viento que he
de hacer ¿Cómo desquitarme de esta pesadez? Esa pesadez que encadena mis manos
a ser piano horizonte de esperanzas.
YY: Tú ahí. Estática. Con ese fallo que
los demás te den aliento ¡No¡ ¡No¡ Alza tus brazos y danza con las fogatas
bienaventuradas de tu ser, de esa conciencia que bien fuerte es y puede
sobrevolar acantilados de donde solo bulle hogueras.
XX: No. No puedo. Me ramifico en
la cobardía cayendo sobre la duda. Me desoriento, el temor hace mella en mí y
parece que el eco de la impotencia me desquita de las ganas.
YY: No pienses, que el cavilar demasiado crea fronteras indisolubles,
difíciles de traspasar en nuestra persona. Solo tienes que dar unos pasos,
saludar a esa brisa que azota tu faz y ser corriente de lo que va surgiendo.
Anímate ¡Tú sola¡ y verás que la compañía ya vendrá con manos de seda. Ya
amanece, los últimos astros soplan otros lugares y tú tienes que salir. Déjate
ir y desquítate de esos prejuicios que nublan tu mente.
XX: Son tan fuerte esos
prejuicios…
Su voz interior calla. La claridad comienza
a ser ubre que alimenta a los pajarillos mañaneros. Se mira en el espejo, un
espejo que roto reparte todos sus fragmentos en el suelo. Ella tiene cuidado al
no pisar, al no cortarse. Piensa que es así la vida. Su imagen ante un espejo
rajado y que tiene que tener cuidado donde poner la desnudez de sus pies ¡Su
desnudez¡ ¿Quién la abrazará?, piensa.
Abrazos
Caricias
Besos
Inalada surco mares
Donde
el tiempo se detiene
Y soy orilla de una mirada.
De espalda
Navego con nuevas velas
Cuya luz
Se nutre de sueños,
Sueños donde la pena se fuga
Para ser vertical andanza
De un nuevo amanecer.
Abrazos
Caricias
Besos.
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