martes, enero 22, 2013

El viento sopla...


El viento sopla. Déjame en paz, le dice como si cada azotaina la nutriera de cierto desequilibrio condenándola al silencio. Déjame en paz, le dice. Féretros que arrojados a las huellas que ella deja la columpia como barco sin rumbo. Gime, a su espalda el viento, el viento. La empuja con fuerza. Revolotea en toda su corpulencia hasta casi hacerla caer. No se explica por qué, por qué es tirada; arrastrada hasta ser bruces de la tierra de lodazales donde el grito efímero la asusta, la hace temer de que sus fuerzas son cauce de la nada. Contempla la vida, esa vida que se escurre en la añoranza de ser abrazada por las alas del amor. Sus emociones son cómplices de sus sentimientos y en la dures de los pasos por esa senda que ha de seguir es grito.
      XX:  Yo aquí. Sola. Aislada de todo mecer de la libertad. Dime viento que he de hacer ¿Cómo desquitarme de esta pesadez? Esa pesadez que encadena mis manos a ser piano horizonte de esperanzas. 

     YY: Tú ahí. Estática. Con ese fallo que los demás te den aliento ¡No¡ ¡No¡ Alza tus brazos y danza con las fogatas bienaventuradas de tu ser, de esa conciencia que bien fuerte es y puede sobrevolar acantilados de donde solo bulle hogueras.

XX: No. No puedo. Me ramifico en la cobardía cayendo sobre la duda. Me desoriento, el temor hace mella en mí y parece que el eco de la impotencia me desquita de las ganas.

  YY: No pienses, que el cavilar demasiado crea fronteras indisolubles, difíciles de traspasar en nuestra persona. Solo tienes que dar unos pasos, saludar a esa brisa que azota tu faz y ser corriente de lo que va surgiendo. Anímate ¡Tú sola¡ y verás que la compañía ya vendrá con manos de seda. Ya amanece, los últimos astros soplan otros lugares y tú tienes que salir. Déjate ir y desquítate de esos prejuicios que nublan tu mente.

XX: Son tan fuerte esos prejuicios…

    Su voz interior calla. La claridad comienza a ser ubre que alimenta a los pajarillos mañaneros. Se mira en el espejo, un espejo que roto reparte todos sus fragmentos en el suelo. Ella tiene cuidado al no pisar, al no cortarse. Piensa que es así la vida. Su imagen ante un espejo rajado y que tiene que tener cuidado donde poner la desnudez de sus pies ¡Su desnudez¡ ¿Quién la abrazará?, piensa.
   Abrazos
   Caricias
   Besos
    Inalada surco mares
    Donde el tiempo se detiene
   Y soy orilla de una mirada.
   De espalda
    Navego con nuevas velas
   Cuya luz
    Se nutre de sueños,
Sueños donde la pena se fuga
Para ser vertical andanza
De un nuevo amanecer.
 Abrazos
Caricias
Besos.
               

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