Humedad.
Recogimiento.
El peso de sus ojos
Cuando mira al vacío.
No entiendo,
Extraño aire que nos envuelve.
Olas que duermen.
Luna roja que ensombrece
La juventud.
La vejez.
La levedad de una muerte
Que como ave
Nos hace girar y girar
Por soles idos.
Un reloj que con su tic-tac
Se apodera de las manos
E irreversiblemente somos
Fuente detrás de un espejo.
Humedad.
Recogimiento.
Y es mejor no mirar,
No anidar donde los ecos del silencio
Es agua lúgubre del sentido
De nuestros pasos.
Caída.
Pozos.
Un alarido sempiterno
Examina cada recoveco de las alas
Que fueron viento norte
De otros rumbos, de otras lugares.
Ahora todo es humedad,
Todo es recogimiento bajo el regazo
De la nada.
Nos elevamos, ascendemos
Por las ortigas que pueblan nuestra atmósfera
Y cenizas, y heridas, y penas
Que nos desentierran sobre nubes hastiadas
De tanta y tanta putrefacción
De nuestros sueños.
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