El negror del crepúsculo es
cotidiana intercepción en el preámbulo de una
búsqueda. Desde lo lejos la llamada del viento del sur da presura al
discurrir de un alma que vaga admirando la oscuridad de las colinas. Sombras
que se encogen con el transcurrir de un tic-tac que desaparece de su mirada. Su
corazón siente el retozar de la naturaleza, la calma cuando aún todos en su
letargo ascienden al paraíso de los sueños. Se pregunta que será de su mañana.
Un mañana donde las ráfagas de las ráfagas de neblina irradian incertidumbre en
sus pasos. Se estira, se encoge y en el captar de cada señal de la madre tierra
se sienta. De sus ojos mana una especie de llanto que podría ser de tristeza o
alegría según como se mire. Inerte alza los brazos y abraza ese espacio que es
su propio cuerpo.
YY:
Y qué día es hoy. Las horas
pasan, los días pasan y en el vaivén de un cierto vacío me condeno, me rijo por
el orden de la naturaleza.
XX:(naturaleza)
Para que quieres saber las horas.
Esos días que ante tu mirada plasmada en el horizonte te hace ser dichosa
sabiduría de la naturaleza. Ella con su luna. Con esa luna que tanto nombramos
te sostiene, te hace ser vertical cernícalo que se alza entre barrancos.
YY:
Las horas pasan, los días pasan y me
pregunto que si nos daremos cuenta. Nos daremos cuenta del daño que te hacemos.
Cuando no podamos respirar, beber de tu agua, nutrirnos de tus bosques cuando
somos pisada del follaje maravilloso que se enerva ante nuestros ojos.
XX:
Herido estoy. Pero esta herida creo yo que puede sanar con el paso del
tiempo. Todo depende, digo. Todo depende de cuando el atrincherar de esa maza
atroz me deje reposar, me deje exhalar las brisas de las esperanzas.
YY:
Las horas pasan, los días pasan y más te
admiro. Esa manera que tienes de grito callado, del silencio ante el daño. ¡Ya
amaneces¡
Nubes enquistadas en el
horizonte. Todo es de un gris sonoro que se difumina con el azul de una bóveda
que nos vuelve más cordiales con la naturaleza. Tic-tac transcurre los
pensamientos envueltos en el auge de que sí. Sí, seremos más equilibrados, más amables
con nuestra madre tierra. Se deja de abrazar y se extiende ante ese paisaje que
ahora saboreamos. ¡Tan hermoso¡ ¡Tan perfecto¡ Espera que nuevas generaciones
puedan beber de el con el corazón, con el respeto…
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