Te vas, te vas
Un piano suena a lo lejos
Y el monte deja de respirar
Por un instantes de tu aroma.
Eterna permaneces en mi memoria
Cuando aquella labor de libros y poemas
Nos desquitaba del tedio de la mañana.
Te has ido, te has ido
No se cuando, supongo con el manar de pajarillos
Que llevarán tus cenizas
A lo largo de los
corazones que te estimaban, que te querían.
Me quedo sin palabras,
La mudez es señal del increíble surcar de la extrañeza
Cuando el recuerdo te recorre.
Ahora te dibujo en mis sentidos,
Con esa sonrisa eviterna, con la timidez de tus manos
En el verso, en el cuento
Que transpira a ras de mi corazón.
Que la magia de tu alegría
Sea nave de estrellas fugaces.
Lo cotidiano me estremece
Y el llanto es quejido que se transforma
En nubes azules donde tu permaneces intacta.
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