Espuma que sube por las paredes
de escarcha de mi cuerpo en el auge de una huída del beso. Espuma que retorna
por los acantilados donde las pardelas envueltas en las cenizas de una erupción
que interrumpe su vuelo manan el elixir de la vida, de la libertad. Uniforme
somos peso que se columpian en el universo de la duda. Esa duda de los astros
cuando nos observan si seguir en las nubes de la esperanza. Me dejo ir, nos
dejamos ir y obsequiamos a la luna con la imagen que planeta tierra cede a sus
hijos. Espuma que se exilia bajo los candados que la opresión explora mis
manos, nuestras manos. Tal vez en el corazón leve y libre se halle la cuestión
de ese girar y girar por los negros pantanos donde la ilusión se ha
desvanecido. A por ti vamos, a por ti. Lentamente con el auge de chácaras y
tambores, mordiendo levemente el océano de la existencia. Espuma que interrumpe
el sueño de los ahogados, de los sedientos, de los hambrientos en la eclosión
de soles, de lunas que albergan caravanas de justicia, de solidaridad en el
paraíso de la madre naturaleza. Porque eres bella tierra de fronteras
enquistadas en el olvido. Porque eres hermosa tierra cuya caricia a veces se
vuelve cruel, a veces tierna, a veces censurada por los senderos de un cavilar
erróneo.
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