Sonríes, te sonrío en el placer de la espuma de las olillas
que corren por nuestras venas como aventura del deseo. Miras, te miro y en el
orbitar de nuestros cuerpos rozando nuestros vientres somos sexo de una noche
de verano. Un nocturno que nos confunden con los astros que muerden con dientes
de sedas nuestras espaldas. Una barca a lo lejos deja prender sus redes en un
océano donde la luna mágica le deja absorber de las mareas. Acaricias, te
acaricio y en el sentido que nuestro peso caemos bajo la sombra del ronroneo
del mar. Haces el amor, te hago el amor y el oscilar de nuestro sudor nos
desvanecemos en un jadeo que nos impregna del encanto natural de la pasión. Me
quieres, te quiero y estas palabras brotan de lengua a lengua cuando penetramos
por los sentidos del sexo. Tu melena desciende por mis senos y yo suavemente
con el terso aroma marino, con el olor magnético de tu cuerpo soy, somos
amantes en el beso eterno.
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