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jueves, enero 05, 2012
El rosal(relato)
Estaba aislada. Desterrada por el impulso de un enamoramiento que crecía a medida que el tiempo transcurría. La esperaba. Sí, esperaba que su mano retornara y la acogiera con la jugosidad del alba para respirar del fresco que emana las sendas de arboledas de algún parque. Solo se comunicaba con su corazón, el le dictaba que su amor no tardaría en llegar. No se daba cuenta que eran falsas ilusiones que surge del encantamiento de una mirada del ayer y que ese pasado ya extinguido no volvería. La esperaba. Ahí, frente a un rosal que poseía en el jardín de su casa. Cada vez se aferraba más a ese amor imposible, cada vez más imaginaba sus labios reposados en la sedosidad de los suyos. Nadie la visitaba ya, nadie la llamaba ya. Le traía sin cuidado a no ser que le trajeran noticias sobre su amor. Alguna luz de esperanza del mañana. Y así su pena iba ejecutando la sonata del olvido. Se olvido de todo y todos. Solo era fijo espejo en que se miraba y este le devolvía un saludo de cansancio. Una noche cuando la luna ya no le hablaba y las constelaciones son esas gotas de diamante que dibuja los sueños se asomo a la ventana que daba al jardín. Un jardín que con el paso del tiempo se había apagado. De sus ojos cerrados emanaba lágrimas que recorrían su tez suavemente. Por un instante vio su imagen reflejada. Así, como la recordaba. Sin meditarlo abrió la puerta y se dirigió a ese rosal. Todavía su imagen estaba allí. Se quedó paralizada, erguida sobre sus pilares. La imagen de ella no se iba. No sabía que hacer, encontró algo extraño en esa figura al lado del rosal. Estaba como el, había perdido toda la belleza que ella estaba aguardando y la mediocridad de ese ser la hizo retroceder. Entró de nuevo en su casa y cuando iba a cerrar la ventana observó que el rosal había florecido de nuevo mientras la imagen de su amor se degradaba. Sí, en esa espera se había eclipsado el entusiasmo, las ansías de amarla.
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