sábado, diciembre 10, 2011

Ella, la soledad y el viento....

Niebla. Luna llena difusa que se yerta sobre nuestras manos. Ella se halla en su sillón, meditabunda. Desea apagarse pero algo le impide cubrirse del sueño. Es la noche y ha venido con violáceo ocaso donde las olas rompen sobre los muros de su conciencia. Está sola, el silencio la apresa y solo las pisadas de sus pensamientos es olor que la espabila, que a veces la desespera.
Ella:
Te esperaba soledad. Bienvenida seas bajo este techo de ortigas y zarzas a danzar con mi cuerpo desnudo. Sí, desnudo. Me desvisto ante tu visita de nuevo. Sabes que eres mi amante fiel. Fíjate hasta soy capaz de cantar. Cantar para que el viento que estremece la ventana pase y seamos ese trío. El con su música, tú con tu silencio, yo con mi voz.

Soledad:
No me esperas. Esos pensamientos tuyos son falsas tonadas que te ciegan. He venido porque a veces necesitamos de algo para contar nuestro pesar. Yo invisible. Yo sin tacto. Yo ausente. Aquí estoy y me mezo desde tu cintura hasta tu garganta e invoco tus palabras.

Viento:
Abrirme. Abrirme. Soy suave viento del norte. Frío pero fresco que trae la caricia sobre ese rostro apagado.

Ella:
No me roces. Mis pasos no se detienen. El baile no para. No domino mi cuerpo. Pasa viento abrígame con tus palabras de esperanza.

Soledad:
¿Para qué quieres ese maldito viento?

Ella:
Para bailar con el. Deseo que mi piel sea acariciada por la sedosidad de alas. Deseo hacer el amor con la fuerza de su aliento.

Soledad:
La envidia me corroe. Me amarga. Me hace vomitar piedras afiladas sobre tu conciencia y me da ganas de arrebatarte la respiración, la respiración…

Ella:
No me roces. Mis pasos no se detienen. Inspiro y espiro para aborrecerte. Inspiro y espero para apartarte. ¡Apártate de mí¡ No me engañas. Siempre con dientes negros dando malignos consejos. Fuera. ¡Fuera¡ Vivan las ilusiones, esos sueños los cuales nos embarcamos de futuro lejano aunque nos cueste….. Pues sí. Nos cueste visitas como tu. Soy veraz. Mi verticalidad es pesada y tú eres esa nada que a veces me despierta pero no consigues quitarme lo que más amo, respirar. No me roces. Mis pasos no se detienen. Inspiro y espiro. Pasa viento. Sedúceme, ámame.

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