lunes, agosto 22, 2011

CUANDO NOS DESCUBRIMOS....(RELATO)


El alba, el alba. Allegretto de los pajarillos donando una bienvenida al ritmo cierto y bello del universo. La atmósfera se agranda, se viste hermosa y las almas gravitan en el renacer de sus singladuras. Siempre despertamos igual. Igual que ellas. Sí ellas. Ellas cuyo nombre no es mención en estas pocas líneas aprisionadas por el tiempo evadido, por el tiempo insulso que marca las manecillas de un añejo reloj. ¡Qué más da¡ Más importante es lo que en sus corazones surcar como esplendorosa espuma del nacimiento del amor.
Ella levantó cuando el carro de fuego ululaba por la ventana. Cortinas que se despliegan y dejan penetrar esos haces luminosos de las primeras horas que da cierto aroma a las calles. Aroma a humedad tras la lluvia de la noche cuando la luna a media vela es vertical pilar de los cuerpos. Su amante, su amor, iguales en la desnudez de sus cuerpos no parecían querer aliarse a esa jornada. Sus párpados huían de la claridad, de esa monotonía del curso del día. Solo deseaba ser cumbre de un letargo en el liar de su cuerpo junto a su amiga. ¡Amigas¡ Más que amigas.
Ella se aproximó tersamente a su faz y con la sedosidad de sus labios y la pureza de sus manos fue caricia de su piel. Su piel, sombreada por esa calidez del amor en el lento despertar.
-Amante mía- susurra ella ala oído de su amante mientras la admira- ya es hora de elevarse, de despertar. Las gaviotas que conforman nuestros espíritus brotan sus vuelos en nuestro amor.¡Un amor dichoso¡ Acaparado por el solaz de nuestro suspiros. ¡Despierta¡ Despierta hemos de andar, andar por esta tierra donde nuestro amor es desterrado.
La amante lentamente abre los ojos luciendo una llama viva en su mirada.
-Déjame descansar- dejo caer su voz la amante mientras su mano danzaba suavemente con el cabello de su amigo-Hemos atravesados muchos caminos, muchos desencuentros, muchos desiertos y siempre igual. ¡Siempre igual¡-sus labios se juntaron- Mejor será quedarnos en este rincón donde las paredes guardan los secretos , donde nuestras palabras son libres, donde tu y yo somos un solo vaivén de auroras. ¡Para qué¡ Para qué quieres atravesar nuevos pantanos. No ves que la paz, la felicidad y el briznar de nuestras profundidades se hallan bajo el regazo de este techo.
- No. Yo deseo volar. Ser parte del aire que me ronda- le dice ella- Ser eco arraigado de mi amor por ti sin ese eclipse brumas de nuestras veracidad como amantes.¡Amantes embarcadas en mismo cosmos¡ No unos luceros apartadas en esta esfera. Yo anhelo gritar amor. ¡Te quiero¡ Decir esta es mi compañera fiel sendero de esa vía láctea que indagamos juntas, pasos de mis pasos, pasos de tus pasos.
- Calla ¡Calla¡ Ahora la fortuna es hoguera luego las balas nos afligirán-La amante se calla. La examina para intentar averiguar lo que se cuece en lo más hondo de ella. La entiende- Dime, cuando nos marchamos de nuevo.
- Ahora. Ya se esta siendo tarde. Debemos colmar nuestro vuelo por ese océano a son de nereidas , de delfines, ballenas y caracolas.
Desnudas con el último acto de amor las amantes son cuerpo a cuerpo de la llama que se enciende en sus adentros. Al finalizar se levantan, se acarician, se besan, se dan la mano y son metamorfosis en un albatros plateado al encuentro de esas cimas donde puedan hospedar esperanza y libertad. Ser así riachuelo de la bonanza de sus espíritus.

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