Se extingue la jornada con el mecer
De pétalos de hielo,
La brisa ilumina mi corazón
Arraigado a la paz, a la serena danza
De gaviotas sobre olas lejanas,
Pausadamente me contagia la sonrisa
De un astro broncíneo que me dice
De las emociones de mis manos
Cuando soy cuerpo de mí.
Me elevo y asciendo por pequeños acantilados
Y el rumoreo de las nubes me hacen soñar
En la solidez de mis singladuras.
Aún así no me ausento, la verdad vara
En mis venas y corriente arriba consuelo mis alas
Tan ansiadas de ser vértice de la cálida melodía de las rocas
Cuando la espuma lame su oscuridad.
Me siento, dejo que me salpique
Y con el solaz que pule mi alma me dejo ir, me dejo ir.
Ya no hay tic-tac, el tiempo es un pedazo lejano
Que no me asusta, es espíritu amigo.
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