Llegas con la caricia de la esperanza
Sobre una tez robada por el tiempo,
Azotada por las grietas del viento norte
Cuando ella amaba el susurrar de las olas
En el crepúsculo de los astros.
Tragedias son anclas que pesan sobre su pecho
Cuando la conjura de la tierra no calla,
Lamentos son precipicios mudos
Cuando abre esas página de la historia,
El demoledor ahorcar de la vida.
Llegas con la caricia de la libertad
A través de espejos donde cuerpos
Danzan al son de sus melancolías
Hasta un crepúsculo donde el ulular de viejos deseos
Se agotan en el naciente de un nuevo amor.
Paraísos que se eclipsan,
Islas que en sus desventuras
Tiemblan atraídos por las rajas de lo que pisan,
Miles de calamidades sin llantos.
Llegas con la caricia de la amistad
Las manos se alzan en la huella de tu tibieza
Atraídas por la savia de plata de tus palabras,
Por el azul resplandor de tu mirada
Y al final del túnel te encuentra,
Tras esas cortinas blancas que dibujan un beso.
La atmósfera es asfixiante,
Conspira contra los gritos del silencio.
Incolora e inodora reduce sus círculos
En incendios del mañana.
Pero llegas con la caricia de la esperanza
Sonriente, coqueteando con los vuelos de la vida,
Arrasando el sufrimiento de los corazones
Que a la deriva se agolpan en refugios
Donde las tonadas de los cerezos
Serán brío de un nuevo alumbramiento.
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