domingo, febrero 06, 2011

CUANDO NOS DESCUBRIMOS...(RELATO)

El alba es alianza de los pajarillos que con su vivaz allegretto dona la bienvenida al ritmo del universo. Embelleciendo así esa atmósfera de las almas en el renacer de las singladuras. Siempre despertamos a igual que ellas. Ellas cuyo nombre no menciono en estas líneas aprisionadas por el destiempo. ¡Qué más da¡ Más crucial es lo que surcan en sus corazones. Corazones de magmas ardientes en el concebir del amor.
Ella levantó cuando en su ventana un golpe de viento hizo que se abriera haciendo bailar las cortinas al son que el astro rey incidía en su cuerpo y daba la bienvenida a las callejuelas de la ciudad. Su amor del mismo sexo, de cuerpos similares parecía no despojar sus párpados del sueño sino levitar en el liar de su cuerpo junto a su amiga. ¡Amigas¡ Más que amigas. Ella se aproximó tersamente a su faz y con la sedosidad de sus labios y la pureza de sus manos acaricio su piel.
-Amor mío- susurró ella al oído de su amiga- Ya es hora de despertar querida mía. Las gaviotas que conforman nuestras almas brotan sus cumbres en nuestra pasión.¡Un amor dichoso¡ Acaparado por el solaz de nuestra respiración. ¡Despierta¡ Despierta que hemos de descubrir ese repujar brioso de la naturaleza en nuestro amor desterrado.
Su amiga lentamente eclosiona sus párpados luciendo una llama de rubor en su mirada.
-Déjame descansar- dejó caer su voz su amiga- Hemos atravesados muchos caminos, muchos desencuentros, muchos desiertos y siempre igual. ¡Siempre igual¡
Sus labios se rozaron con la calidez de sus cuerpos. Cuerpos en la deriva de sus sentimientos, de sus deseos.
-Mejor es quedarnos en este rincón, donde las paredes son secretos, donde nuestras palabras y forma de querernos son libres. Donde tú y yo somos un solo vaivén de auroras. ¿¡Para qué¡? Para qué quieres atravesar nuevos pantanos. Acaso no ves la paz, la felicidad y el briznar de nuestro amor bajo este techo.
- Te entiendo pero yo deseo volar. Ser parte del aire que nos ronda. Ser eco arraigado de mi amor por ti. No quiero este eclipse constante que no más que son brumas en nuestra verdad del amor. ¡ Amor embarcado en un mismo universo¡ No unos luceros marginados de esta esfera. Yo anhelo gritar mi amor. Decir esta es mi compañera, mi pareja, mi fiel sendero en llamada del calor, ala de mi ala.
- Calla.¡Calla¡ Ahora la fortuna es lumbre luego las balas serán ese estruendo que afligirán a nuestro ser.
Su amiga se calla. Ella la examina para intentar adivinar lo que se cuece en lo más hondo de ella. La entiende.
- Dime, cuando nos marchamos de nuevo.
- Ya, ya es tarde. Debemos colmar nuestro vuelo por ese océano al son de las candelas de las sirenas, de las náyades, de los delfines y ser despecho de las palabras reacias a nuestra ruta.

Desnudas con el último acto de amor son cuerpo a cuerpo de la llamarada que emana de sus adentros. Al finalizar se levantan, se acarician, se dan de la mano y son metamorfosis de un albatros plateado al encuentro de esas cimas donde puedan hospedar sus ilusiones y libertad.

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