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sábado, noviembre 06, 2010
Divagaciones de una tarde
Aquí estoy serena, confiada en ese despertar de la conciencia, en el despertar de un mañana que en el ahora permanece sin rostro. No, no hay rostro que pueda mirar con la melodía del alba esos astros que me insuflen libertad. Permanezco aquí. Sí, aquí sentada frente una pantalla por donde corren, juegan y se busca el sosiego de mis yemas cuando se posan como ala cuyo espíritu quiero volar lejos, muy lejos. Mientras observo, escucho. Llegadas de pateras que con el cruce de espadas de la ley sus integrantes van a parar a un calabozo por esos embrujados por la insensibilidad y si tu estuvieras en su lugar como bajarías la cabeza ante la bestialidad. Mientras observo, escucho. Campamentos con el rebozar de críos que danzan a la estrellas y sin desesperarse y con la esperanza como bandera esperan, esperan que los cerebros retorcidos les de el canto de la libertad, el canto de un pueblo que no calla, que no calla. Mientras observo, escucho. Sed, esta es la palabra. Pueblos en el que el líquido de la vida es lejana y me pregunto como se puede negar algo tan elemental como el agua, es como el petróleo en muchos países. Morir de sed, sentirse acribillado por donde pisas por minas asesinas, niños soldados, niñas arrastradas a la prostitución y una infinitud más de disparates…Aquí estoy serena, confiada en el despertar de la conciencia, en el despertar de un mañana que en el ahora permanece sin rostro. Permanezco aquí. Sí, aquí sentada frente a una pantalla por donde corren, juegan y se busca el sosiego de mis yemas cuando se posan como ala cuyo espíritu quiere volar lejos, muy lejos. Mientras observo, escucho. Un mosquitero se desvanece liado a su circunferencia, un árbol desmaya de tanta polución, un mar se aqueja de la basura que escupimos. Qué solo nos quedamos, vencidos por la tempestad de las manos cruzadas, de la impotencia, del gravitar en la equivocación de cómo de forma desigual se ha ido edificando esta orbe. Un punzón ardiente, te digo, nos desilusiona el corazón mientras con nuestra veracidad intentamos que todo esto termine. Si, que todo tenga un final feliz como esos, recuerdas, el de los cuentos.
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