Y te miro ante el rodar y rodar de un firmamento estrellado
Que dicen de nuestro romance en el paraíso invisible.
Sobre mis latidos se agolpan los pasos de un estío
Cuyo punzón se clava, se clava en mi pecho
Desangrando hojarasca tras tu adiós.
En los sonidos de la naturaleza busco
Y unas cortinas que se elevan tras el azote del viento
Me dice de esas manos que abogan al cierre de la memoria.
Después la lluvia, clara musicalidad que evade la belleza
De ser ave en las abruptas montañas del ensueño.
Y te miro.¡Te miro¡
Retumba la presencia de un acantilado
Donde el deseo de volar y volar se hace estatua
Que se pierde en el horizonte.
Ajada me declino insomne ante un sol
Que me hace beber de la soledad, del silencio
Hasta embarcarme por los sedosos mares del norte
Donde tú eres danza acariciando mi sonrisa.
¡Otra vez el regreso¡
Sirio llameante en la travesía de las enamoradas.
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