El tiempo pasa aferrado a una luna
Que cuando la ceguedad de los cuerpos
Se columpian pétalos de rosas blancas
Es invisible esencia para sus besos.,
Es latido inolvidable de esas canciones
Que el añejo querer ara y ara
En un desconcierto, en un desencuentro
De sus cenicientos ojos.
El tiempo pasa, se expande contra trincheras
Donde el musgo enrarecido sueña
En barcos de papel que encallan
En bahías donde el sonido es vacío.
¡No hay nada ¡
¡Solo silencio¡
Silencio que despierta la madrugada
Cubriéndola de una habitación muerta,
De un ser que danza con su soledad
Y es reflejo en un espejo que teje y teje
Los hilos de sus manos tendidas en la pena.
El tiempo pasa y maldita las horas inconclusas
De yeguas furiosas que ondean las pisadas obnubiladas
Por esos mares arrugados de marejadas
Con el peso de cementerios a su espalda.
¡No hay nada¡
¡Solo silencio¡
Silencio que deja pasar las cortinas
Como fantasmagóricos raíles
Donde el alma se desangra.
¡Que vacío¡
La vejez es llama gris entre mis carnes
Y estriada soy confuso túnel donde los rastrojes del ayer
Alimentan mi sed.
El tiempo pasa, aguas enrarecidas
Extingue los astros luminosos del nocturno
Embriagando a los enamorados por cavernas
Con un tapiz de hielo y desolación.
Mi espíritu se incrusta a la terquedad de paredes
Donde verde hierba se ha caído, se ha caído….
Y herida de ortigas sonámbulas
Me embarco en la despedida, en la despedia
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