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miércoles, mayo 12, 2010
Divagaciones de una tarde...(relato)
Lentamente yo me desnudé como si de él se tratase. Acariciando mis pechos como si de él se tratase. Quería sentir su candor, su sensualidad, el apogeo de su calidez en mi piel. Como todos los nocturnos paseaba por los acueductos de la pasión hasta una fulminante ducha mutua. ¡Ducha atrayente¡¡Ducha provocativa¡ Yo a ras de él. El a ras de mí. Después esa sutil delicadez de su albornoz hasta la cama. Esa cama de sábanas de algodón blanco. Pero a mí esa noche no se me apetecía cubrirme bajo mis sábanas. No era la misma cama, no era la misma casa. El no estaba. Sintiéndome extraña me dirigí a esa salón desnuda. Allí encendí el fuego de la chimenea, el suficiente para que su calor penetrante me abrazara del helar de esa inerte casa. Me deje caer al suelo. Recorrí todos los rincones donde su fotografía era erguida paisaje de mi mirada. Rememoraba así cada fragmento del ayer, cada sueño del ayer que edificábamos juntos. Me fustigaba, me sobresaltaba sintiendo un temblor aún latente en mi pecho, mi pecho desnudo. Mi cuerpo desnudo le habló a la luna. Esa luna que transitaba en la ventana. ¡Noche de luna¡ Romántica con su plateadazas bocas. Quería besarla, besarla con la tangible levedad de mi esencia. Entonces me acerqué a ella. Rompí la ventana hasta ser parte del aire embarcándome en esos amortajados cráteres de la luna. Amortajados por la impureza del amor. Malherida me miraba. Malherida yo la miraba.
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