Carruajes donde bailarinas
Danzan al son que enrojecidas rocas
Son senderos que doblan al alba.
Campanadas que escuchan
El gemido voraz de una gaviota
Y tu, tan lejos…
Te siento lejana, ausente
En los montes profundos
Tropiezan con la desdicha.
El abismo nutre las lágrimas
Que con sus polvorientas canciones
Me arrima a la soledad del viento.
Y tu, tan lejos…
Yeguas blancas desembarcan
En lodazales de pesadillas
Donde el lamento barrunta
El adiós del amor, el adiós
De las manos libres
Que se atan al canto unísono de las olas.
Y tu, tan lejos…
Playas desnudas por el frío
Donde el repentino gemir de algas y peces
Se pierde entre tus ojos y los míos,
Entres tus labios y los míos.
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