Sierras de nostalgia
Donde una nube blanca
Emergida de un océano pacífico del amor
Es en cada amanecer
La esencia de hojas que revolotean
Al son de una carta inacabada.
Hojarascas son mantos de prados
Embarrando mi pluma débil
De los escombros de la deriva de los sueños.
Pozos danzan sobre mí,
Por el vagar intenso de un herrerillo
Que ha perdido su rumbo tras la lluvia.
Espero que llegue la noche
Y sobre ella sonido alejado de un llanto.
Un llanto de existencia que se estremece
Entre paredes heladas cuyo verdor se eclipsa
En la caricia del miedo, de tempestades
Irrumpiendo el silencio de la luna.
Solo, la soledad aúlla
Con el vómito de las lágrimas.
Solo, la soledad engulle
Cada paso dado por los inhóspitos
Latidos del silencio.
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