domingo, agosto 17, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 10

 

10

Aquí. En estos momentos en un ambiente cargado de un cielo dominado por la panza de burro. Es un día gris, plomizo, pesado resbalando por mi columna. Estoy en la habitación cero. Una habitación de paredes blancas y suelo gris. Danzas con los yermos campos donde los hijos del sol te llaman y lo ignoras, te es indiferente. Danzas donde los muertos , abusivos, te llaman, te condiciona la marcha. Y estás ahí, escuchando, cumpliendo con todo lo que rodea. Apriétame la mano madre mía, fuerte…muy fuerte. Nos dejaremos llevar por una copla, la escuchas, Conchita Piquer entona tu memoria y parece que espabilas, que despliega tus alas despechadas en este aire que respiramos. Pero doblan las campanas, doblan en rigidez de una lucha que cansa, que agota todo ese aliento agreste, lejano, neutro. Ah, querida, me poso donde las raíces de las arboledas me enganchan a este andar desolado, doloroso. Porque duele, las maletas se cierran, navegas donde las olas fallecen para no retornar más. Tus manos. Mis manos. Corriente donde los barrancos inconclusos emigran donde los ríos mueren. Así , como tú, nuestras almas se encontrarán en un rincón del recuerdo del universo y permaneceremos unidas en algún resonar de los astros que en la noche visiono cuando me tumbo en el sillón, cuando los acordes anuncian alguna melancóla. Una pena que viene , que va, escarchando ese horizonte que debemos mirar. El viento azota, impreciso, inestable, con el reconocimiento de este lugar aislado de paredes blancas y suelo gris. Y ahora que seré mujer enderezada por la oscuridad donde la luz sea sombra que me guíe. Volveré a mis sentimientos, a esta inclinación mía si puede ser de estar enamorada de las manos que acaricien las mías. Te recordaré en los sueños, en el rumbo cierto de tu apoyo, de la verticalidad sutil de tu espíritu acostado en mis hombros. Y te escucho. Y te escucharé. Y ahora que estoy apurando estas horas que se evaporan como la esperanza lejos…muy lejos. Habitación de paredes blancas. Habitación de piso gris. El viento….el viento se lleva todo lo dicho, todo sentir en que tu y yo…en que yo y tu estamos solas. Solas. Un guiño se escapa de mis sentidos y te anima, observo cierta sonrisa en tu rostro, en tu movimiento inacabado y me siento bien. Solas. Sí, estamos sola, en este rincón de los abandonados. Me es igual. El viento y esta habitación de paredes blancas y suelo gris. El viento, imagino un planeta donde van las almas caídas en la ausencia, en la nada. Un mundo donde el encuentro está en las profundidades de sus mares, en la densidad de sus bosques arcaicos. El viento…imagino y grito. Sí, ahora donde desato la cuerda estructurada de alfileres que se clava en mi cuello. Sí, grito con la congoja de mi mañana. Verdad madre, crees que volveré a amar. Tu, hija de cada huella arrastrada en mis espaldas. Me asomo a tu ventanal, la mar está picada, ese mar que se alarga hasta la mar fea. Esa cuando en la guerra, cuando en la posguerra civil tiraban sacos de inocentes. Porque son inocentes. Porque somos inocentes, hasta que las ardientes astillas de lenguas estrangulan las gargantas que se expresaron en lo natural, en la verdad. Escucho tu acentuada respiración, una cierta apnea te viene por minutos contados y después, descansas, te quedas ahí dormitada con el ritmo apagado. Añicos recojo cada mañana, me invento historias donde tu estás, donde tu no estás  y la queja no existe, solo una paz que nos abraza. Desde aquí , de esta habitación cero donde sus paredes son blancas, donde su suelo es gris  y la marea volverá y te traerá a mí. El aliento en esta habitación de hospital se hace espeso, una densidad que me hace sumergirme en el cansancio. Sí, madre….querida madre…estoy cansada. Los años rondan en mis venas y la sangre que corretea ya no es tan salvaje como en mi juventud. Esto nos queda, tu mano y mi mano, unísonas al paso de un reloj, de un almanaque entregándonos en estos últimos instantes a la memoria.

 

 

 

 

jueves, agosto 14, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 9

 

9

Dos. Porque son dos estos amantes en la intemperie del caótico aullido humano. Ellos, ignorantes, con el aliento de la frescura de sus sensaciones, de esas emociones que nos emancipa del estancamiento en cada uno de sus respectivos orígenes. Se anuncia un eclipse solar cuando el medio día cruce estas islas habitadas de mestizaje en crecimiento. Mientras la espero, un eclipse solar vendrá hacia al medio día, La luna y el sol. El sol y la luna pasara esta haciendo sombra. Una alineación que hará que anochezca, que amanezca en la misma jornada. Los gallos cantarán, los pájaros revolotearan y al unísono será una composición en la condición del nuevo amanecer marcada por nuestros ojos ocultos ante este fenómeno. Las gentes creerá en hechizos, en una magia ya sea blanca, ya sea negra que los revertirá para el futuro. Espero que nuevas expectativas se deriven de ello. Una nueva inquietud para la armonía, para la paz de los hombres, de las mujeres que pueblan estas islas, estas aguas, este mundo tan y tan distorsionado. Yo, espero, un viaje donde el universo lanza estrellas fugaces para cada uno de nuestros deseos. Agárrala bien, me digo, queridos amigos para que esos sueños funden la paz, ya es hora. Mi asombro me lleva a la extrañeza, la mar aviolentada, la patada de una erupción, y esa noche que llega por un espacio corto de tiempo en el mismo día. Un derroche de sucesos que nos hace entregarnos al despertar ¿Estamos despiertos? Aun no, solo unos pocos erigiendo la condena de estas gentes en un mundo abusivo. Planeta tierra, un grano de arena en medio de lo desconocido. Un planeta azul en la zona habitable. Buscamos…buscamos otros mundos en zona habitable, en zona no habitable. El agua. Sí, el agua imprescindible para la vida, pero no es el todo. Buscamos agua, algún planeta orbitando en alguna estrella para la vida. Ay, vida mía, estamos tan lejos y tan cerca a la vez.  Primero tendríamos que saber como se formó realmente la existencia aquí. Imagino el caos. Una contracción que fue aspirando desde el núcleo de la tierra materiales hasta forma esta casi esfera. Después paso mucho tiempo y el impacto de meteoritos trajo esos organismos que ahora somos, cabe esa posibilidad. Y si no es así, que alguna super inteligencia nos dejará aquí en señal de un castigo, de un planeta marginado en el confín del cosmos. Lo cierto que no hemos evolucionado mucho….aún las guerras, estás batallas perdidas. Sí, somos cimbrar de batallas perdidas. Hemos perdido como la dignidad, la verticalidad de hacer frente a nuestras frustraciones, nuestra venganza con la matanza, la tortura de nuestros seres semejantes. Sí, somos semejantes, con nuestras cualidades, con nuestros puntos de vistas, con nuestra manera de ser distinta. Al fin al cabo iguales con razones variopintas, esto nos convierte en únicos, exclusivo de nuestra personalidad, de nuestro carácter, de nuestra forma de actuar. Respetémonos…Ah, espero ese eclipse mientras me desvío y pienso en ella. Voy al piano, me siento y callo. Este silencio imprescindible en cada composición es una respiración. Aunque ustedes no lo sepan…si ustedes , muchachos de siglos antes de la conquista, estoy aquí investigándoles, enriquecimiento de vuestro culto. Hoy habrá un eclipse solar. El temor se asomará para algunas, la comunicación desmesura para otros y lo verdadero otros tantos. Yo en estos instantes, me figuro una pieza, pequeña, sencilla, tímida, pero a la vez despertador de mis sentidos en la huella de mi mañana. Y pienso en ella, siento la frialdad que me blinda mi gana de conversar con alguien. Tocan a la puerta, ella corre, ella ladra y vuelve a mí para avisarme, para que abra. No. No abriré , seré ese océano donde las ballenas callan…callan de tanta y tanta contaminación en las palabras, en los pensamientos de muchas vidas de este mundo. Me quedo con ella, con su perrita, sola y este piano. Cierro los ojos, flaquean mis manos y en la fragilidad de mi aliento toco.

 

 

 

domingo, agosto 10, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)8

 

8

La habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación gris. Una neblina deambula en mis ojos y todo es confuso. Mi postura , inerte, se fija en esa alma que se extingue en el cansancio de las horas, de los días, de las semanas. Dejó que mi tristeza me empape hasta llegar a una embriaguez oculta, fuera de la vista de ojos en la presencia de una ida irreversible. La habitación cero. Tiene un mobiliario neutro, aprovechando su pequeña dimensión. En esta silla que me siento, donde a ratos dormito con mi mano prieta a la suya sueño…un sueño al ritmo de ciudades inundadas de una calima que agota, que enferma . Mientras a mi viene el oleaje insensato, de espalda, un viejo marinero recogiendo sus redes. Y no se porque me centro en esto. Será por aquel muchacho que me encontré en la estación de camino a ver su padre. Ese muchacho. Esa muchacha. Da lo mismo donde su naturalidad absorbió mi respiración por unos momentos. Salgo de la habitación cero. Una habitación de paredes blancas. Una habitación gris. Salgo del hospital y me arrimo en su proximidad a un acantilado donde rompe las olas. Una gaviota pasa a ras mis ojos. Y no se que impulso, la retrato como imagen en mi móvil. Su vuelo quedará en mi para siempre. Un vuelo casi estático, al acecho de su presa. Un viento tórrido golpea mi espalda y parezco marear. Me sostengo. Respiro hondamente y sigo la gaviota, en su libertad particular, en su silencio. La habitación cero. Enciendo un cigarro y observo como su ida es igual al movimiento de ella, de la gaviota. Cierro los ojos. Sábanas blancas. Suelo gris. La habitación cero donde se concentra la muerte. Me detengo en este acantilado donde rompen las olas. Hermético lanzo un grito callado de queja. Y es que tengo ganas de quejarme, de ser estos lamentos en estos instantes el sabor amargo recorre mis carnes. Me estremezco. Un tremor. Los Dioses de la profundidad de la tierra arrojan todo su mal en la isla vecina. Su olor me llega con lo pesado de este clima. La habitación cero. Adiós madre…adiós madre. En algún lugar, lejos de aquí, un anciano mira a la mar como la miro yo. En algún lugar, lejos de aquí otro ser también es lamento. En algún lugar, a esta misma hora el ruido se hace agresivo…tanto…que moja las emociones en un temblor sin fin. En algún lugar, se habrá estropeado la niñez , la dignidad humana. Sí, en algún lugar de la fragilidad de este mundo todo será mortandad. Estamos aquí, yo frente al mar y tu en una habitación de paredes blancas y suelo gris. Contemplo este océano que nos rodea, que nos protege a su manera en la nada de su pulso. Y yo tomo el pulso. El pulso de subir de nuevo donde te encuentros. El puro de mirarte y mirarte en la dejadez de tu salud. Y pienso que eres joven. Y pienso en la barbarie contrariadas de la ira de esta gente que pleitea hasta fundirse en nichos donde solo seremos la nada. Un aire de bienestar viene a mi pecho y otra vez con lo prieto de tu mano intento aliviar cada dolor que no puedes expresar. Y estás ahí, media despierta, media dormida…conteniendo el aliento una larga despedida. Se siente el ajetreo de las enfermeras que vienen, que van. Se siente un resquicio de tu lucha, de lucha valiente en estos momentos en que la verticalidad de tus alas cae a un largo túnel del que eres huida. Parece que una cuerda se lía en mi cuello, estoy cansada, estás cansada. En este cansancio ajeno a todo lo que nos rodeas nos comprometemos a ser firmes ante lo que viene. Y vuelvo a clausurar mis ojos, quiero sentir tu olor, ese aroma de una prolongada despedida. Aguantamos, solas, en medio de este hospital en la habitación cero de paredes blancas y suelo gris.

 

 

domingo, agosto 03, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 7

 

7

Parece y no parece porque es verdad, llega una tormenta veraniega. Yo desde mi ventana dejo que la radio emita las noticias de la actualidad. Noticias que se desvían de lo real, de lo verdadero. Según las ideas políticas, sociológicas y este yo nuestro, expresan su punto de vista a veces cierto otras, falso, modificadas en el interés de una región, de un país, de una ciudad, de sus propios políticos ejerciendo un mando descalabrado. Las guerras no acaban, el genocidio en zonas de este mundo está presente …cavando, cavando tumbas en el anonimato de nuestro conocimiento, de nuestro saber. Y desde aquí, donde la tormenta de verano llega, lo insensato abusa de las vidas que nacieron para la libertad, para expresar ese conocimiento en la senda de sus crecimientos, de ese logro de ser adulto balanceados por la paz. Las once…son las once de la mañana. Un racimo con el escandalo de este tiempo inestable penetra en la isla. Llueve, no de forma calma, sino con la impaciencia de clavar desequilibrio en la isla…en la isla. Esta isla en la que vivo, en la que he nacido. Entretanto por estos momentos no escucho el aullido de la isla vecina, soterrada en su dolor particular. Las noticias hacen pausa Edith Piaf con su Non, je ne regrette rien suena en este estado mío, en esta presencia mía donde mis sentidos toman el rumbo en muelles donde los barcos vienen y fan al son de un faro que parece eterno. No, no me arrepiento de nada . El pasado es cuna que clava cada sombra dejada en mi andar y yo digo “Non, je ne regrette rien”. El agua discurre por toda esta urbe formando arroyuelos de barro que irán a la mar. A la mar…a la mar. Rodeados de un océano bello, misterioso, desconocido cantamos a cada día en que estamos aquí. Non, je ne regrette rien, sigue y me agazapo en los brazos de mis emociones, latentes, caldeadas por la lucha por un adiós inevitable. Y es que es inevitable. Siglo XXI, estamos en pañales con respecto a ese cosmos que nos vigila, inquieto, temeroso ante los resultados de esta civilización. Se forma en mi mente la imagen de una niña, de un niño con su cara sucia, con la tristeza inacabable en sus ojos, desolados. El estruendo de una injusticia. El estruendo de una mentira. El estruendo de lo malvado. El estruendo de la perdida. Acaricia un perro, solo, sola en medio del caos aberrante del ser humano. Y lloro. Y llora. Punzadas revientan mi estómago y por mi ombligo se desprende un gas que enrarece mi entereza. Palpo el chubasco violentado.  Siglo XXI. Analfabetos, incultos sobre la historia de esta mota polvo que orbita en un universo callado. Yo “Non, je ne regrette rien”  y es tan real que me condiciono a su aventura en mis sensaciones. La investigación de la forense tardará su tiempo, esperaré solo, tomaré notas de lo que imagino que pudo pasar. A mi entender una muerte violenta, provocada por la ira , esa ira que aún continua en el avanzar de los siglos en este mundo. Non, je ne regrette rien, no se porque repito esta canción tan famosa de esta cantante. Es como si me produjera una purificación y desde aquí, desde mi ventana donde veo la tormenta de verano tomara el poder de seguir, de continuar con cualquier inquietud que me seduzca.

 

 

viernes, agosto 01, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA) 6

 

6

Sus sábanas, blancas, planchadas. El sol comienza su andadura. Yo frente a ella en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. No habla, intento comunicarme en el inconsciente de su estado y logró visionar un resquicio de que me escucha. Sus ojos cerrados. La llamo…la llamo. Me mira y por momentos mi latidos se avivan con una sonrisa. Estás ahí, postrada en una cama de hospital con la ausencia de cualquier movimiento. Estás ahí y yo aquí, cavilando…pensando que esta ruta del adiós no la quiero. Y me detengo, no quiero permanecer una cama inerte, incomunicada sin el ánimo de la palabra, de esta memoria presente. Dolor. Llanto. La perdida , este adiós prolongado donde no se si hay sufrimiento. No, no lo quiero. Y me afinco en una muerte digna, en un testamento vital donde la eutanasia hable de por mí. No , no quiero ser alargamiento de un proceso lento de esta enfermedad degenerativa donde yo no soy verticalidad. Mis pasos. Mis manías. Mi capacidad de embeberme en mi propio pensamiento con esas ideas de lo que es calidad de vida. Quiero madre una existencia digna, hasta el final. Mi mano aprieta la tuya, no palpo ningún movimiento, pero se todavía me escuchas. Lamento esta situación precoz, inesperada. Me deshielo en un mar donde mi voluntad se fuga y me dejo que las profundidades tomen mi cuerpo, mis sentidos. Me ahogo. Fuera hay 30 grados, sudo, quieta. Un cumulo de tormento despliegan mis alas rotas y vuelo en un agujero infinito donde la bruma me impide, me entorpece. Oh, querida madre, estás aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hoy me encontrado a personas que te conocen, me pregunta, sin embargo, yo, muda , desvío la conversación. Me enseñaste a vivir en los senderos de la independencia, de la soledad. Esta soledad mía que me enaltece a medida que pasa el tiempo. Sí, madre. La dignidad de ser y estar es precisa, es necesaria en esta esfera donde todos van a la defensiva con grotescas miradas, con palabras desquiciada. Porqué de ese escudo. Ahí , madre, está enfermedad tuya…incurable. Una ráfaga catastrófica se ha apoderado de ti y caes y caigo y caemos donde nada más tiene cabida. Te miro, aprieto tu mano…no responde. Tu respiración se hace intenso par luego culminar en la calma. Una tormenta atraviesa tu pecho, tu estómago. Y no dices nada. La enfermera entra, me saluda. Yo aquí, con mis ojos puestos en tus ojos húmedos, con el peso de estos instantes indecibles, indescriptibles. Si, madre, quiero una muerte digna. Donde mi conciencia , presente, siga su camino por este cosmos que nos ampara. Ya nos encontraremos madre, no sé cuándo. Tú, resistes, quieres prolongar esta despedida. Tú decides en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Un tren a deshora nos espera. No he recibido llamada alguna…y para qué. …las acciones se toman en vida. Sí, esa vida donde la alegría presenta se entorna en una danza sobre nubes de arco iris.

 

sábado, julio 26, 2025

HABITACIÓN CERO(NARRATIVA)5

 

5

Y despierto. Una llamada esperada. Sumergida en una ducha fría acaba con este calor húmedo de mis carnes. Del sur al norte. Así está afectado el clima del hoy, de este presente donde la humanidad se jarta de extraviar a la tierra en el desahucio. Supongo, imagino, que el eje de la tierra también sufre una especie de tremor que lo hace desviarse de su ruta, por muy poca que sea también afecta a esta atmósfera que nos contiene. Sí, nos contiene en un mundo aislado, protegidos de todo ese cosmos indescriptible, desconocido. Medito por unos instantes, la perrita viene a mí. Con sus azabaches ojos y pelo suave me observa como centinela de mis movimientos , se lo agradezco. El piano calla, por un momento me siento caída, rota. Me restauro en esta soledad mía callada y me visto con ropa ligera. Voy al garaje, mi auto lleno de polvo, de esa calima que se aventura constantemente sobre nosotros. Salgo, las calles en este mes de agosto parecen tatuadas de vacío. Pongo la radio, un aria de Madame Butterfly en su final estremece mis pilares y lloro. Sí, ahora que nadie me ve, cuando la urbe aun, aletargada, me ausenta del bullicio descomunal de toda la semana. Mi mente retrata a mi madre mientras voy al médico forense. La aparto y es que duele este quemor, este duelo mío, solo mío. Llevo las muestras. Está muestra supongo de jóvenes en la aventura del amor, en la aventura de la libertad, en la ventura de una relación en paz.  Ellos se conocieron en algún valle de la isla. Ellos se enamoraron sin pensar lo que traería consigo. Ellos huyeron donde las miradas, donde la muerte no les asestará en lo injusto. Y pensar en esta tierra, aun manchada de ese mal en alguna que otra cultura. Los ojos son muestra de nuestra alma, de ese espíritu que atraviesa nuestro corazón para parir el enfrentamiento con la existencia. Cojo la avenida marítima, no hay tráfico, lo agradezco. A las nueve he quedado con la medico forense. Ellos anduvieron, corrieron donde nadie pudiera localizarlos. Ay queridos enamorados, qué buen amor. Ellos unidos de sus manos daban aliento a su ventura de la huida. Ellos, tan jóvenes, arrebataron la belleza del amor, del querer solo por el mero echo de ser de distinta tribu. Ellos gritaron a los alisios, en la cumbre cuando el mar de nubes los ocultaba a sus Dioses. Y rogaban, abrazados, a ese cielo donde los astros silenciaban sus quejas, sus deseos. Desvestidos de la isla, de sus orígenes, perdidos en la inmensidad de una noche sin luna, de unos días sin soles, de un universo callado fallaron en la huida. Ellos fueron la sombra del silencio. Ellos fueron el sacrificio a sus ancentros en nombre de Achaman. Ellos , dos jóvenes envueltos en las prisiones de las ideas sucedidas en el rigor a medida que se va creciendo. Ellos que quisieron desviarse y vivir como signo de un mañana, felices. Llego, con las mientras me adentro en el edificio. Con las muestras montando una leyenda sobre mis hombros…mis hombros cansados. Las dejo, me despido y retorno en mi casa, pensativa. La dualidad me esparce por una autovía que aun conversa con el vacío. La jornada se despereza con calor, un ambiente nada bueno para estos momentos en las islas. Un tremor. Una boca lamiendo unas tierras de viejas generaciones y un pueblo, una aldea, un campo que se pierde en una lengua de magma. Todavía no calla. No quiere callar. Y ellos, tampoco callan, dicen de las costumbres de ese pasada que en nuestra sociedad, para algunos, no para todos, sería de una naturaleza cruenta. Aquí, en la selva que alborozaba la isla. Cierro la puerta y un haz de agotamiento transpira por mi cuerpo, por mi mente. Me siento donde la ventana donde clama al astro rey , Magec. Ellos luchan como luchan los valientes, entretanto, cada tribu se culpa una a otra y buscan consejo. Viejo donde en la intemperie de mis sentidos para finalizar ante el piano. El piano…el piano, respiro y me es difícil recuperarme pero, lo intento. Y con la soberbia de mis venas me miro ese yo…ese yo mío construyéndome de nuevo, naciendo de nuevo cuando el sol como aquellos aborígenes es brío que grita la vida…la vida. La vida, una rutina que se empeña en ser dispersa o concentrada, según se amanezca. Arrojo cada uno de mis recuerdo en una hoguera, un cigarro viene a mi, un café viene a mi y mi memoria estática me enseña este estado, atrayendo  la vida…la vida.

domingo, julio 20, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 4

 

4

Una amenaza se cierne sobre mis espaldas, no la veo, la percibo. Llamadas inconclusas del aullido de tu bien querida perrita. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Tu respiración toma una pausa para luego incorporarte a la existencia, dolorosa. Y desde aquí , frente a ti, te hablo en el silencio contenido de mis lágrimas. El humano goza de un gen del mal que no logramos ver solo, con sus actos desparraman más agonía e impotencia en la continuidad de los días, de las noches. Me es indiferente. Ahora, aquí, contigo , con mi mano agarrada a la tuya devastando toda pena, todo dolor que se concreta en tu mirada donde expresa el desequilibrio de tus cimientos. Estás agotada. Estás desesperada. Estás desnutrida de fuerza. Y sigues, perdida en ese submundo injusto, Abominable donde las almas caen presas del pánico, del llanto, del sufrimiento. Razono, lo aborrecible se incrusta en mis entrañas y una real amargura y rechazo sacude mis sentidos. Hemos entrado en una atmósfera donde el odio, los celos, la envidia y el mortificar por mortifica se hace tortura evidente, verdadera. No lo podemos calificar de humano a quien estragos y mal hace. Yo aquí, en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. El rumor de los años se estrecha y te hablo y me hablo. Una conversación pura donde no importa todo lo demás. Tu perrita aúlla, rompiendo todos los pilares de las ganas. Y ella es buena madre…muy buena. Te echa de menos. No soporta este anquilosamiento de tu camino, se le hace difícil y la respeto. Tu ventana da al mar, me asomo. La mala mar se aviva en la jornada del hoy. Un viento soez relampaguea en mi cara. Me calmo y te observo. La herida no deja de supurar. Te echo de menos. Cuando me asomo bajo nuestro techo un resonar de vacío, de la nada rompe, estruja mi verticalidad , parezco caer y no caigo. Me alzo y miro cara a car esta vida del polvo interestelar. Allí volvemos, no hay remedio. Más tarde, más temprano todos nos reuniremos donde los cipreses dan sombra a mirlos y cuervos. Más tarde, más temprano todo quedará en su lugar. Ese lugar donde lo justo soplará en dirección contraria a sus movimientos, a sus pensamientos deficientes. A todo esto, ella está bien, come y sale de paseo con su gracia. En estos momentos brota un beso, de ti no hay respuestas y sin embargo, estás ahí, postrada en una cama. Paredes blanca. Suelo gris. Es hora de comer y comes. Es la única reacción visible que puedo comprobar. Y se que me sientes. Tu entendimiento es aun vital. Consagro estos días a ti, me encomiendo a tu aliento, a tu mano. Aprieta fuerte. Muy fuerte somos, barremos todo mal los cúmulos de las malas lenguas, de la mala fe. Aquí, estamos. Tu y yo. Yo y tú. Esperamos con el viento sur la despedida. Una despedida conversando con el placer de tu mano, mi mano. Mi mano , tu mano. Paredes blancas. Suelo gris. El callar por un instante emerge en mi razón y te sigo observando. El trafico de los sueños emergen en mi empuje de que te recuperes. Otra vida, otro destino se posiciona entre nosotras y tu adiós alargado en la nada coherente con una despedida nos absuelve de todo malestar y la noche llega y yo me voy, tu te quedas en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Hasta luego, te digo.