miércoles, diciembre 17, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 34

 

34

Y viene un día más…un día más. El móvil sigue sonando, escucho la voz que hay detrás. Es la forense, quiere todos los restos. Quiere que la lleve al lugar de los hechos para ella investigar y minuciosamente con la fragilidad de alas de mariposa llevárselo donde su conversación perduro en el siglo de los siglos. Yo asiento, aunque dentro de mi se revuelve una penumbra, ellos murieron en ese lugar y ese lugar es donde esta su tumba.  Un lugar no difícil encontrar para el que tiene el instinto de sus ancestros.  Primeras horas de las mañanas, por el patio anterior se huele a calderos donde una sopa otoñal hará que los corazones brinquen en calidez. Cebolla, puerro, zanahoria, pimiento, calabacines, pollo y el fragante perfume cuando se extiende de vivienda a vivienda. Me trae viejos recuerdos, de no hace muchos años. Ella en la cocina, con su tarara. Ella con su tarara cortando, fregando, poniendo a fuego lento su buen cocinar. Y es que eso era su ambiente. Una atmósfera que la llevaba más allá del invento de nuevas recetas. Una pizca de sal, un poco de caldo de verduras y al final una estimulante sopa que bien es agradecida cuando el frío cala hasta los huesos. Uhm…. Ese olor a cucharones y cazuelas. Todo cobra movimiento. Todo tiene su función. Una función que será el perfecto funcionamiento de nuestro día a día. Con sus manos en la cocina y su tarara. Desde la ventana de la cocina que da a las entrañas del edificio me inspiro y suspiro. Lo cotidiano, el niño que va al colegio, aquellos que van a sus trabajos y temprano, el ladrido de los perros. Ahora, llueve y continuará según el pronostico de esta disciplina tan inexacta como es la meteorología. Es imprevisible lo que puede pasar, solo se sabe que va a llover y llueve y los pasos de cada ser en sus ilusiones perdidas o no transitan por la ciudad. Me alimento de la memoria, esta donde un plato de sopa bien echo se exprime en mi nariz. Porque lo huelo, porque lo recuerdo, por que se de su olor y la casa es todo ella. Sí, ella. Esa madre mía de la habitación cero. De una habitación de paredes blancas y suelo gris. Ahora , yo, ajena a todo lo que ocurre a mi derredor.  Me nutro, suspiro, inspiro y espiro una y otra vez y contenida en el tiempo que pasa me quedo con ese olor tan simple como una sopa, un caldo. Y aquí y ahora , yo sola, no hago de comer. Y aquí y ahora, yo solo, me alimento de lo primero que pille. Y aquí y ahora, el desgaste suena en mi mente. Agotada, lejana, ausente…así me hallo en este estado humano. Tal vez sea una inadaptada o quizás estoy adaptada. Ni una cosa ni la otra. Estoy en un estado donde solo el presente me hace pensar en el paso a dar. Cierro ventana, el olor a ese caldo de pollo y verduras se apaga, me voy de la cocina y salgo al balcón. Llueve. Nadie en la calle. Solo, el ronroneo de un chubasco y de un viento que viene. Llueve. Temblor. Viento. El Dios de las entrañas de la tierra sigue ramificándose con su lengua de fuego en la isla vecina. Es tal su aliento que hasta aquí llega. Llueve. Temblor. Viento. Tendré de nuevo que acudir a la cueva, a esa cueva donde el amor fue sufrimiento, de un lamento torturante con la forense. Todo saldrá a la luz y ya cada uno dirá su opinión  sobre la investigación. Dos muchachos jóvenes, si nos referimos a lo que es joven hoy en día. Dos amantes que a gritos desataron las tormentas, los tormentos de la tribu. Ahí, en la cumbre, por siglos abandonados, castigados serán nombrados en alguna revista, en algún periódico, en alguna tesis, en algún estudio donde se reclame justicia. Y eso espero, espero que los dejen juntos, tal como los vi. Llueve. Temblor. Viento.El otoño…..Madre, la balada de la perdida estalla en mis sienes. Madre, habitación cero, suelo gris, paredes blancas. Madre, yo soy la hija de los almas idas. Madre, aquí estoy en tu recuerdo cuando las luz de la luna te llama. Madre, bailamos sobre corrientes de ortigas pintando nuestros deseos. Madre, aquí estoy, esto soy, lo que has apilado estación tras estación. Madre, la lluvia. Madre, el temblor. Madre, el viento. Madre, el otoño. Salgo y entro. Vuelvo a salir y escalera abajo con el olor de esa sopa cruzo la calle a pesar del tiempo. Empapada de nuevo. Espero un taxi, una espera impaciente. Me subo y voy al instituto forense. Madre, aquí estoy, esto soy, las pisadas de un otoño que sella mi destino.

 

sábado, diciembre 13, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)33

 

33

Suelo gris, paredes blancas. Habitación cero. Si, yo la llamo así porque es como un punto de partida a otras dimensiones, a otros caminos. El calor de tu mano me huele y yo también, con el voy donde quiera con el trotar y trotar de la libertad. Balbuceas algo, siento tu voz, estropeada, esforzada y te entiendo. Dices mi nombre, algún resquicio de memoria rasguea tu garganta y sonríes…te sonrío, a pesar de tu estado. No me gustaría verme como tu , me digo. Postrada en una cama donde no más soy ojos y manos ….ojos y manos que sienten la calidez humana, el acogimiento de un corazón perdido en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Aquí, tranquilas. Más allá, el hambre, los derechos humanos doblados, el castigo. Sí más allá de la isla, de este país llamado España. Los traficantes de sueños los llevan a un pozo negro y oscuro donde solo es posible salir con la alianza de los países, de los pueblos. Acabar con lo terrorífico, lo abominable, lo asqueroso de la vida. Hay hambre. Hay bombas que han destruido ciudades enteras, personas enteras y ahora….la salud física y psíquica se envuelve en suciedad. Veo unos pies desnudos, llagados, lastimados con el dolor que ya se asimila testigo de la devastación de sus iguales, nosotros. Los ojos, reflejo de los horrores despierta una desesperación, un pánico que ya no es pánico sino enfermedad. Están enfermos. Qué será de ellos, quien los sanará y los cuidará para subir en la vida con un pedazo de sonrisa. No, madre ¡No¡ nada será igual cuando las guerras acaben. Violaciones, saqueos, torturas, interrogatorios, genocidios. Y después qué…una memoria donde habita la alegría torcida, incoherente, penosa de todo lo que han soportado. Y los veremos suplicando a un Dios. Un Dios insulso. Un Dios agreste. Un Dios yermo. Un Dios engendrando en su nombre el mal, el mal para las florecillas muertas. Sí, están muertos. Muertos en vida. Quien demonios puso vida en este planeta. A veces los retortijones estallan en mi estómago. No, no madre y es que hay hambre…mucha hambre, un hambre con semblanza de lo desequilibrado de este orbe. Paseo por esta habitación, meditabunda. Dejo el paso el paso de esta noche tranquila y miro de nuevo por la ventana. En este lugar se puede ver a pesar de la polución alguna constelación. Una estrella fugaz acaba de relampaguear por mi visión o yo creo que es un meteorito , puede ser también algún satélite podrido. Hay hambre, en los escombros de la indomable sinrazón. Soy neutra ave que alza su vuelo en un recorrido sinfín , en un andar paulatino hacia la verdad humana. Desde aquí parto donde duermen el arrojo de danzar bajo la luz de las estrellas.  Descansa un poco madre, no dejas aguzar tus sentidos en esta persona que te quiere, que ha sido aprendiz de los ritos flotantes para caminar por las calles, por las gentes. Y de repente zas…un tirón de viento viene con la destreza que lo hará violento. Y de repente zas…la lluvia. La lluvia y el viento. Te lo cuento, desde aquí, desde estos cristales permitiéndome avistar el exterior como canción perdida en el tiempo. Sí, una canción. La tormenta se ha iniciado, temblor. Una mezcolanza de pavor sembrará a la sociedad tan carcomida por las noticias sensacionalistas, por las noticias pinchadas de mentiras.  Y sigo con mis pensamientos, hay hambre. Nos vestimos con el hambre , con la sed de los huérfanos de existir…muchos, demasiado. Habitación cero. Habitación de paredes blancas y suelo gris. Envuelvo en mis espaldas la pesadez de un árbol caído, me revuelvo en mis sentimientos…dignos de bienestar, de este cariño transfiriéndose al unísono. Sabes, soñé que soñabas. Sabes, tu sonrisa era un arco iris ornado con el aroma de tus manos suaves, frágiles. Sabes , caminábamos donde el ser experimentaba la paz. Niños corriendo. Ancianos sentados viéndolos pasar. Y nosotras, en medio, paseando en un parque donde las banderas sonaban en níveos colores hilados por las manos de esas madres que han perdido algún hijo ya desaparecido, ya muerto, ya dañado. Habitación cero.

viernes, diciembre 05, 2025

HABITACIÓN CERO (NARRATIVA) 32

 

32

Descuelgo. La forense me reclama, me dice que hago en este lugar de las cumbres, del risco caído a estas horas. Rompo en un silencio contundente y cuelgo. Ya en el pueblo busco un bar, son las siete. Las siete de la mañana cuando el crepúsculo se cruza en el horizonte con un sol  recio …tanto, que mis ojos se desvían. Un sol que dice que vendrán lluvias y lluvias en la jornada del hoy. Yo, aquí, apoyada en la barra de un bar, los borrachines ya dan la nota. No hago caso a las miradas, a las conversaciones que surge en este ambiente. Voy al servicio. Con el secador de pared intento coger un poco de calor. Salgo. Estoy en la parada y espero en este espacio que me caricia con el fulgor de su atmósfera. Viene la guagua. La cojo. Yo sonámbula en un salón donde el risco caído impregna todo mi olor. En este recorrido hablo con mi reconditez. Hablo de mis sentimientos, de este corazón dividido entre la soledad y la muerte. Cae por un momento mi asombra de como va aumentando la temperatura a medida que descendemos, de como el paisaje va fraguando otro a medida que nos aproximamos a la costa. Somos islas. Islas volcánicas, temblor. Y en esta miniatura nos liamos con distintos climas. Solo movernos de un lugar a otro, no más. Este microclima nos pondera como un lugar maravilloso, mágico.  Lo que me ha costado a mi una noche se reduce en media hora de viaje. Aquí estoy, en la urbe, pululante como cualquier día. Llego a la estación , bajo del autobús y me encuentro sentado un hombre con su perro guía. Lo observo, lo examino y me aproximo a él. A pesar  de mi decaimiento, de este frío que palidece mis carnes voy hacia él. Lo saludo, me reconoce. Entablamos una conversación donde lo insignificante toma relevancia. Me dice que espere, hasta que el transporte llegue. Y espero en medio de mis cavilaciones, de una conversación envuelta en la nada. Se marcha. Retorno a mi casa. El móvil suena de nuevo y no lo cojo. Dejo que mis sentidos se esparzan en mi esta actitud mía, solo mía. Abro la puerta y el olor a ella se incrusta en mi cuerpo…en mi cuerpo húmedo. Ella, en esa habitación de paredes blancas y suelo gris. Sus restos brotan como una acogida, como una sombra que me protege en estos instante. Voy  a la ducha directamente. Abro el grifo y me desnuda. Me miro en el espejo, en ese espejo que recorre cada día mío, cada día de ella. Mis labios cuarteados reflejan mi sed, el frío que he sentido. Uhm, pero su olor. ….si, su olor  me agazapa en valentía, en entereza. El vapor del agua caliente turbia el espejo. Me meto en la ducha y dejo que corra y corra como las libres de cualquier prejuicio.. Salgo, voy al salón restaurada con un albornoz puesto. Miro la foto que tengo encima del piano. Su sonrisa, su perrita. Me siento orgullosa de todo lo realizado, de sus cuidados. Todos tenemos que marcharnos de esta ínfima esfera y navegar como almas alentadas por un suspiro en otra dimensión, en otro cuerpo…que no es tu cuerpo, pero posee todas las características de tu personalidad. Sí, renacer después de la muerte en ese intervalo intermedio donde el vacío transfiere una luz que no vemos. Y me pregunto, donde están los seres queridos que se han ido de mi esta existencia mía. Amores fallecidos, enterrados en tumbas donde una flor seca llora en la añoranza. Sí, ese pesar de que algo falta, el aliento de los ánimos para aventar los días. Habitación cero, ahí estás tu. Una habitación de paredes blancas y suelo gris. Espérame donde el auge de ese viejo ficus me nombre, donde los cipreses embelesados en cada duelo, en cada dolor me acogerán en la propagación de las estaciones. Insiste el teléfono.

 

sábado, noviembre 29, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA) 31

 

31

Habitación cero. Habitación de paredes blancas y suelo gris. La noche llega y un tango de Gardel suena en esta atmósfera donde todo gira y gira en nuestra callada manera de ser. Se escucha el llanto de las pardelas y un mar no lejano en su ronroneo cuando la marea baja. La luna prende con su majestuoso halo , todopoderosa, alentando a los locos, a los perdedores, a los cobardes en amores vacío. No te dejo tranquila, nos amarramos al unísono transmitiendo nuestros sentimientos, te digo que es hora de partir y viras la cabeza. Me entiendes, me estás escuchando, es como si una lágrima precisa , exacta corretera por nuestras mejillas…una lágrima que nos lleva al lamento. Esta vida se pudre entre nuestros deseos y el deseo es rival que hemos de vencer. Salgo por un momento de la habitación, mi corazón me oprime estallando mi razón y retrocedo. Aquí estoy, te doy un beso, me agarro fielmente a tu mano y nuestra calidez es hija de esta noche de luna de invierno.  La música ha callado y mis alas abatidas se sientan al lado tuyo. Uhm, está tristeza mía, esta pena sumergiéndome en fangosas visiones de un nuevo mañana. Ese mañana en que tu no estés. Me achico, me encojo y prendo mi mente hacia un lugar salvaje donde las olas jueguen con nuestro adiós. Desembocare bajo algún árbol donde los pájaros cantan y te recordare, tu y la naturaleza. Siempre tan alentadora. No se sabe lo que se tiene hasta que lo pierdes. Te estoy perdiendo en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Apriétame la madre, te digo. Necesito saber que estas aquí. Me hundo oprimida bajo un columpio de la niñez. Salgo de nuevo. Me miras.. Te miro. El tiempo parla con nosotros, un tiempo que se va en sus horas, en sus minutos, en sus segundos. Uhm, madre , te quiero. No te lo había dicho. Estoy bien , aquí contigo en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Entro de nuevo  y me dirijo a tu ventanal donde la luna otoñal escucha nuestros movimientos. Quieta, en este parón de mi vida, le presto atención. Faro de las naves de las mareas, de esas mareas donde el tráfico humano aun continua. Vidas destrozadas. Vidas en la muerte de la esperanza. Ay, madre, cuantas injusticias y yo aquí con mi pena. Esta pena que es solo mía y que guardo con gran celo. Habitación cero. Habitación de paredes blancas. Habitación de suelo gris. Grito, un grito en el silencio para desarme de esta oscuridad que me tira, que me dispara. Peldaño a peldaño subo por una escalera. Peldaño a peldaño peleo con todas las cerraduras a mi paso. Peldaño a peldaño monto sobre una yegua blanca que me lleva a playas vacías. Peldaño a peldaño me derrumbo y vuelvo a empezar de nuevo en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Uhm, madre este retiro de la calidez de alguien es elegida. Soporto bien la soledad, esas habitaciones donde habitabas. Y cuando te observo en este estado, la furia me hace mediocre, arrojada a los acantilados donde los sueños se pierden. Y dónde está la cura, tu cura, mi cura, la cura de este planeta en el proceso del dolor, de la despedida que no es un adiós sino tal vez, hasta luego . Y salgo de nuevo de la habitación , bajo a la cafetería y pido un café. Voy afuera, que el aire libre me lleve donde la espiral del humo de un cigarro me acoja. Todo es completamente oscuro solo, la luna y ese enmarañado tul de estrellas que parpadean debido a está atmósfera que nos abriga. Termino el cigarro y enciendo otro, aquí estoy, mi callar y yo y dentro de este laberinto de mis pensamientos.  Me agito, me esparzo y disemino en cada pisada de retorno al hospital en algo que me crepita aborrecimiento. Subo y aun andas despierta. Nos vemos de nuevo, hoy no quieres comer e intento animarte, estás cansada. Estar cansada tiene alas de albatros que ha volado lejos…muy lejos donde el mundo reconciliado consigo mismo explora la experiencia más bella del ser humano, el amor.  Sí, el amor, sin tapujos. El amor dignificado en lo máximo de nuestra inteligencia. Aquí estoy , en la habitación cero. Una habitación de paredes blancas y suelo gris.

 

 

 

 

 

sábado, noviembre 22, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA)30

 

30

Uhm, despierto, la humedad se ciñe a mis huesos, a mis ojos mientras transito al lado de estos restos. El móvil suena, son las ocho de la mañana, una espesa neblina evoca a las almas idas, a las almas derrotas por el tiempo , a las almas que poblaron este lugar hace siglos. Por un sentido sugestivo escucho las voces de estos indígenas, de estos muchachos llevados a la derrota, al valor, a la perdida por un querer abrasivo, ofensivo para los arcaicos pobladores de las islas.  A veces, también, me pregunto como llegaron aquí. Me pierdo en cavilaciones si fueron abandonados a su suerte por las inclemencias de los castigos de otras civilizaciones lustrosas, briosas. Atlantes de otras tierras desterrados en el majestuoso océano en unas islas que les permitieron sobrevivir y desarrollar una cultura semejante a otras.  Uhm, despierto y el dolor de mis músculos ante este frío otoñal recrea en mi el cansancio. El móvil sigue sonando, lo descuelgo, es la forense. Con sus ojos afilados, supone donde estoy. Salgo de la cueva y la niebla comienza a descender risco abajo. Un mar de nubes cautiva mis ojuelos gastados cuando atiendo a la isla vecina, la humareda de la erupción es sorprendente. Cuelgo, sin decir palabra. Quiero solo el silencio, el enriquecedor silencio solo roto por un pinzón azul.  Uhm, tirito, debería de volver. Si , volver, pero estoy como engarrotada por lo gélido del ambiente. Y hago ese esfuerzo, desvío todas esas almas perdidas en el tiempo y camino con la torpeza de una principiante por un sendero que me lleva al pueblo más cercano ¡Escucha¡ ¡Escucha¡ esa reconditez mía me dice que me detenga, son las voces del pasado aruñando mis espaldas. Es como si haber descubierto estás dos criaturas presas por un amor cerniera una maldición, invocarán los espíritus del ayer. Despiertos me acosan y no logro visibilizarlos. Siento como tiraran de mis extremidades y me condujeran al borde una carretera donde nadie me ve. El Monteverde ya se ve, ahí, la humedad exterminará cada sensación pena, de tristeza o ese entusiasmo del lamento. Lapidará todos mi movimientos pero la mente ese honesta , en ella confió para llegar hasta mi origen. “ Eres tu, eres tu la que ha profanado nuestro misterio. Si eres tú, la que se ha colgado de las raíces de nuestras creencias apoderándose de lo nuestros”. Voces del viento, mi huida se refugia en una habitación. Una habitación de paredes blancas, de suelo gris a la captura de serenidad. Tengo frío…mucho frío. He quebrantado las leyes de nuestros ancestros y las maguadas impiden mis pisadas hacia el pueblo. “ Eres tú. Eres tu la que ha quebrado nuestro misterio. Nosotros hijos perdidos de los Atlantes, somos espejo aun hoy de su poder” Un pinzón azul se despide, entre en este boscaje de arbusto e intento mantener el equilibro ante esta fuerza extraña. Temblor…Ah, madre del alma mía, acógeme en la huida del infierno , la furia de los antiguos pobladores cercena mis pasos, un castigo ha caído sobre mi. “ Eres tú. Eres tú, ven a la cueva donde los amantes muertos por su mal podrán volver a vivir con la sangre de tu sudor, de tus lágrimas”. El móvil suena

 

 

 

 

 

jueves, noviembre 13, 2025

HABITACIÓN CERO( NARRATIVA)29

 

29

Habitación cero. Habitación de paredes blancas. Habitación de suelo gris. La claridad de la jornada quiere marcharse y de repente un silencio inaudito penetra en la habitación. Estamos aquí, tu visión se pierde donde mis ojos no pueden llegar. Te llamo y no hay respuestas. Parpadeas, lates e inmóvil en el silencio oscuro logras alcanzarme.  Estamos aquí, mi voz, tu callar y una noche que quiere vencer a la tarde. Temblor. Continua la isla vecina con las desavenencias de la madre tierra. Es qué tanto la hemos castigado. Es imperdonable. Los casquetes caen. El deshielo se pronuncia como amargo destino de nuestro de hoy, de nuestro mañana ¿Y los sueños ¿ Vendrá cuando tomamos la compostura fiel agarrados en nuestro estómago, en nuestra mente? Estamos aquí y te pienso, intento esbozar lo que por tu cabeza pasa. La nada. Sonríes. Mantienes tu actitud hasta el final de este viaje donde los pájaros ahora cantan. Estamos aquí en esta habitación de paredes blancas y suelo gris. Estamos aquí, en esta batalla vencida por el desdén de la existencia. Me siento frente a ti en esta silla. Esta silla aguantando todo mi dolor, toda mi pena. Una lucha inconcebible me arrastra calle abajo donde los ecos del llanto son tormentas desfigurando mi compostura. Qué más da. Aquí estamos, solas. El viento sur de vez en cuando sopla con fuerza, un viento que traerá mal tiempo en este mes de noviembre. Todo es cíclico madre, todo. Todo se repite sino aprendemos de nuestros errores, las guerras, el hambre, la sed, el odio implantado en nuestro crecimiento y cuando llegamos a la adultez nos desbaratamos con los inocentes. Sabes, al principio todos somos inocentes, como este mundo echo de materia interestelar. Qué cometa habrá traído el agua, la vida, que bacterias y microorganismos han fermentado en ese caldo de cultivo hasta lo que somos hoy. Fíjate, madre, mira el cosmos. Somos mujeres, mujeres calladas. Conversamos con nosotras mismas más allá de esta dimensión, un viaje por el universo de nuestros mundos distintos bajo nuestros puntos de vista y vemos esa lejanía…esa lejanía eterna. A pesar de esas diferencias estamos aquí, esta habitación de paredes blancas y suelo gris, esta habitación donde se consumen tus soles, tus lunas…tus horas. Estas horas que no existen más allá de este ínfimo mundo. Un mundo herido, maltratado. Los bosques salvajes caen presa de del ruido de nuestros mazazos. Que venga…sí, que venga la fertilidad a este planeta caído, roto. Son tantas cosas…tantos desbarajustes que no terminaría de contarlo, es como me hundiera en un mar de plásticos y no pudiera respirar. Temblor. La tierra se estremece, ¿lo sientes? Es sutil y aun así nos afecta, el miedo arrasara a los rostros, pálidos, idos. Perderlo todo. Así nos sentiremos, miraremos el abismo con sus monstruos y fantasmas el resto de nuestras vidas. Mi voz se vuelve insonora ante ti, una voz de adentro, de este interior que se mezcla con los sonidos del derrumbe. Me derrumbo y no se del porqué esta tristeza mía.  Y no sé por qué de esta apatía revolcándome en una lágrima eviterna. No madre, no. No puedo apartarte de mí, este duelo particular mío. Soy como una niña insensata, desganada cuando nuestras rutas se desvían. Peces inflados por el PH de los mares. Ojos sueltos devorando nuestra conciencia. Temblor. Habitación cero. Habitación de paredes blancas y suelo gris.

 

 

 

 

miércoles, noviembre 05, 2025

HABITACION CERO(NARRATIVA) 28

 

28

Dentro de unas horas amanecerá. Viene con todo su brío el sol padre de este ínfimo planeta que gira y gira entorno a su azul bello. Antes de ir donde la madre siento la necesidad de ir de nuevo a esa cueva numero nuevo del Risco Caído. Una necesita donde la muerte temprana de esos amantes los condiciono para el hoy de su leyenda. Son ellos los que huyeron de las inclemencias de unas ideas. Son ellos los que no escucharon las palabras del poder , de las Hemeriguadas cual condenaron la insolencia, esa huida. Son ellos los que no tomaron las medidas que rectaban en esa sociedad aborigen. Ellos, los huidos, de distinta escala, de distinto trono guanarteme ascendieron por el monte hasta donde fueron sacrificados de inanición. Esclavos de las leyes que prevalecían en su comunidad murieron en el abandono vigilado por otros aborígenes hasta el final. Ello imagino el rito de las sacerdotisas ante este suceso cuando la pubertad de ellos era renaciente. El , en una noche de luna huida la fue a buscar cuando ella , aislada, suplicaba por salir, por escapar. Se la llevo de la mano. Si , le agarró fuertemente la mano y juntos emprendieron ese viaje del no retorno. Son ellos, los que huyeron ausente de la pena de sus poblados donde nadie los viera. Son ellos, tomaron la decisión hasta el final. No se arrepintieron , no hubo lamentos solo querían estar juntos. Y las maguadas los condenaron, no hubo perdón ante la desobediencia. Son las cinco de la mañana, voy donde el amor eviterno sembró el carácter de estos dos muchachos. Y la historia pasará por ellos con este descubrimiento, serán muchas ideas del suceso, pero yo me quedo con la mía.

Espérame, yo iré a búscate cuando la luna redonda no nos acompañe. Espérame, te sacaré de donde estas recluidas con el silbo de mis entrañas y sabrás que soy yo. Nos marcharemos donde ni Dioses , ni Diosas nos persigan, nos observen. Espérame , la noche sin luna está próxima y te daré de la mano sin que nadie nos vea…sin que nadie nos vea. Seremos hijos de los montes. Seremos hijos del viento. Seremos hijos de los astros. Seremos hijos de la lluvia. Seremos hijo del fuego que dará tibieza a nuestros cuerpos cuando el Magec despierte. Y fue, fue a por ella. Se fueron por este recorrido que imagino y de donde parto hasta la cumbre y allí ante el grito de sus superiores se escondieron. No por mucho tiempo, hasta la muerte. Sigo el sendero de estos amantes jóvenes guiada por mi única brújula, el conocimiento de la isla.  No sé porque esta historia me ha impactado, tal vez se viva en algunos puntos del mundo hoy en día, en este presente que no es tan presente, que no es tan avanzado para muchas culturas. El armamento debería de fulminarse, caer ese dinero malgastado en otras causas. Hambre y sed, y la conciencia desfavorable para muchos…más de lo que pensamos. Eres tu…si, eres tu el monte donde los amantes desparecieron en una estación precoz, a una edad precoz , antes de saber de la vida en la condición de sus costumbres. Oh, pobres inocentes, se cayeron cuando todo se veía hermoso, cuando todo conversaba con ellos y la madre tierra. No os diste cuenta…hasta la encerrona, hasta el castigo de vuestros padres, de vuestras madres. Nadie os defendió, todos os culparon y de espaldas os dejaron en vuestras rejas del amor hasta la nada, hasta la muerte. Habitación cero. Paredes blancas. Suelo gris. Madre estoy aquí en el monte y mi mente viaje en este instante de tiempo a ti. Continuamente estás conmigo y yo estoy contigo en este rumbo donde la existencia nos cuelga del árbol de la vida. Un árbol donde sus raíces nos besan para después encontrarnos. Tus suaves manos. Mis manos hostigadas. Me complace tocarlas, palpar ese momento en que tu y yo somos una sola.